“Tanto tiempo” me dijiste, y se me aceleró el corazón. No recordé en aquél instante, ni siquiera me importó, todo lo que había sucedido el tiempo que transcurrimos sin saber el uno del otro. “¿qué haces despierta estas horas?” me hizo sonreír la expresión de su voz, me retorcí las manos, algo nerviosa, y le respondí “no lo sé, lo mismo que vos”
Se nubló un poco el tono de su voz, y pude adivinar que estaba entornando los ojos a lo lejos. Como buscando algo en el horizonte. Supe que no era necesario preguntar. “no importa, sólo quiero saber… cómo estás…”
El humo del cigarrillo entorpeció la luz diáfana de la noche tocando el rostro que yo quería rozar con la mano. No… demasiado cerca, sería demasiado en vano. ¿Importaba lo de antes, importaba lo pasado? Claro que importa, siempre existe. Pero en esos momentos había algo que me importaba mucho más.
“¿Te levantas temprano mañana?” así era. Adiviné que él no, que en general pasaba las noches en vela. No sabría hasta más tarde lo mucho que me costaría volver a dormirme. “Sí, tengo actividades” sonrió burlonamente “lo sé, siempre las tienes” y agregó, algo petulante “Yo me levanto después del mediodía, como a las dos seguramente. La Universidad aún no empezó…”
Podía imaginar cómo me gustaría ser parte de su mundo. Podía imaginar visitarlo de vez en cuando, y besarlo cuando nadie estuviera cerca. “The forbbiden fruit, tassted the swettest”. We are partners in this crime.
La batería del celular se agotaba, casi amanecería si continuábamos hablando. Con qué suavidad se percibía su voz, con qué claridad visualizaba sus rasgos y gestos. “te quiero mucho. Y, sin duda, vale la pena decirte esto…” sentí algo extraño en su voz, como quien dice algo que en realidad preferiría gritar “pero si va a ser como la última vez… prefiero que no” En ese momento se me cortó la respiración. Imaginé viéndolo irse, desaparecer, una vez mas. “Las circunstancias nunca son las mismas. Yo no soy la misma. Ni aunque un accidente del destino lo quisiera eso podría volver a repetirse. Simplemente, gracias a Dios, es imposible. No puedo asegurarte nada, ni decirte qué va a suceder, pero sí prometerte que eso no.” Respondí y mis palabras se atropellaron unas contra otras en ciertos momentos. No te vallas, no desaparezcas, no ahora, no cuando es posible lo que queríamos. “está bien, yo quiero seguirte el paso” respondió casi en un susurro, cómplice. “quiero conocerte, siempre quise hacerlo, nunca pude antes, y ahora es perfecto” agregué en el mismo tono. Volvió su sonrisa, volvió algo petulante, sentí sus ojos entrecerrados esta vez recordando “¿y qué es lo que te llama la atención de mí exactamente?” “Es lo que intento averiguar” sonreí al responder. Me gustaba eso, cuando íbamos al mismo paso en el juego. Después de todo eso era, un juego. “If you want to play it, like a game… then, come on, come on, let s play… cause i rather waste my life pretending, than have to forget you for one whole minute…” Me pesaban los párpados, debía dormir. Despedirme no era lo que quería, no sabía con seguridad cuándo habría otra oportunidad de volver a hablar. De volver a sentirlo cerca. “tengo que dormir…” y en mi voz se notó la tristeza. “Está bien, hermosa. Te quiero mucho ¿sabés?” Y sentí que me derretía por dentro. Claro que no pude conciliar el sueño. Pero de alguna forma esa conversación terminaría, yo sentía que ya estaba soñando. “Te quiero mucho” “yo tambien te quiero” y después de cortar, amaneció. Cada uno en su casa, como perfectos cómplices, como habiendo cometido un crimen perfecto.
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