Apenas entré a los baños de la estación, me sorprendió lo limpios y secos que estaban. "No es muy usual encontrar baños como éstos", pensaba mientras me disponía a orinar. Los tubos fluorescentes emitían un extraño zumbido, acompañando a la melodía de mis fluidos mientras miraba distraídamente a mi alrededor.

"Hace tiempo que no se me ocurre nada", pensaba mientras vaciaba mi vejiga, y pensaba en frases cliché como "no hay que forzar la inspiración" y "la musa llega cuando menos lo esperas". Cuando terminé, me fui a lavar las manos, pensando en la recomendación de muchas personas: "no hagas cuentos sobre tí mismo, es lo peor que puedes hacer".

"Al diablo con todo, hace tiempo que trato de buscar falsas inspiraciones, esperando en vano a mi musa".

El agua corría helada, congelante entre mis manos. Me miré al espejo. La persona al otro lado estaba cansada, tenía los ojos semicerrados y estaba peligrosamente pálida. Algo llamó mi atención. Arriba del espejo alguien había escrito con marcador negro:

"No estás en la realidad".

- "Tal vez yo no esté en la realidad" - le dije en voz alta a mi reflejo en el espejo, - "Pero estoy en una mejor... la realidad que creo yo".- Mi reflejo asintió, dándome la razón.

"... Siempre estuve dentro de mis cuentos", pensaba mientras salía del baño, dejando el agua corriendo. "No hay otra manera de contar"...