El mercado de Magdalena también tiene su vida nocturna, después de las diez de la noche cuando los serenos ya se han ido, una nueva horda se apodera de los rincones. Rodeados de galerías cerradas, o en callejones sórdidos, los bares comienzan a animarse, autenticas chinganas, bares que no llegan ni al medio pelo, aserrín al piso y urinario mohoso, en un rincón una rockola añosa chilla deprimentes boleros cantineros. En estos bares se reúnen los comerciantes, los ambulantes, pero aun para los que no pueden acceder a la cerveza, hay aguardiente que se puede comprar por litro, brebaje asesino que puede llevarte al hospital o la tumba.
A esa hora también los limpia-carros y cuidadores –ex presidiarios que ganan unas propinas en el mercado- se reúnen a gastar las propinas del día en el aguardiente barato mezclado con algún refresco. Ese aguardiente fatal ha escrito muchas páginas en las noches del mercado, fue el combustible de la “Gran pelea de 1989”; en la que se enfrentaron a chaveta y verduguillo, los limpia-carros apoyados por matones venidos del Callao, a cuidadores y delincuentes magdalenenses, todo se debió a un robo de cierto calibre. Ese enfrentamiento fue memorable, en pleno día, en plena pista en medio del mercado, mientras las hordas patibularias se enfrentaban en un baile de cuchillos y palos afilados apoyados por una nutrida artillería de piedras y botellas, los ambulantes apoyaban a su bando arrojando fruta, gente gritaba histérica, alguien entre el gentío arrebataba una cartera, otro se iba sin pagar, un galimatías que solo terminaría con la llegada de un fuerte contingente policial armado hasta los dientes.
Al caer la noche el mercado de Magdalena es un autentico pudridero, en la pista y veredas, yacen los restos de un día intenso de comercio caótico e irregulado; frutas podridas, papeleas, restos de comidas, ratas y cucarachas campean señoras de sus dominios. También los vicios furtivos afloran de noche, esquinas que huelen a pasta básica de cocaína, mixtos con marihuana, atrás de los bares clandestinos, se alquilan cuartuchos, bulines sórdidos donde también puedes conseguir putas adolescentes.
Giancarlo es parte de la noche del mercado también, todos los días camina sus calles a la medianoche, conversa con quien le aborde, tiene 15 anos, el cuerpo esbelto y facciones suaves, es adicto al sexo, al modo griego, por supuesto. El efebo furtivo viene del otro lado de la avenida Brasil, que divide la clase media acomodada del ajetreo proletario del mercado en Magdalena. Giancarlo no usa más que shorts y camiseta ajustados para desvestirse fácilmente, no usa ropa interior. Encuentra sus amantes en el mercado, robustos cargadores, delincuentes de poca monta, hombres borrachos o drogados.
Los espera, los acecha y los caza, y después entre unos arbustos ,adentro de un puesto, en callejones oscuros, ansioso palpa braguetas, baja cierres, se introduce virilidades ajenas en la boca, se baja los shorts y curva las nalgas lampiñas, ajusta el esfínter, hasta que su próstata estimulada le lleve al clímax.
En el Bar “El conejo”, el Juaneco reina soez y dicharachero, juega a los dados y pide cerveza a gritos, Juaneco conoce cientos de juegos para pasar el rato con etiquetas de cerveza Cristal: el nombre de la rubia, los siete sietes, la pichula del gato…afuera del bar esta un puesto de sándwiches grasientos, carne de dudosa procedencia, salsas acuosas y dudosa higiene. El Juaneco come y con la boca llena pide más cerveza, las “dispara” es el “man” del mercado de Magdalena, tiene varios puestos de ropa de contrabando y además un microbús de la línea 148, que maneja durante el día. Juaneco tiene un sistema ético muy simple, juzga el contenido moral de un hombre por las cervezas que compre, a mayor numero de cervezas, mayor respetabilidad y honestidad.
El Juaneco tiene un hermano menor, Eduardo, al que llaman “El soperito”, que trabaja para el, atiende los puestos, hace compras al por mayor y todo tipo de encargos y diligencias. Pero el soperito aun no viene al bar “el conejo”, el aun toma del aguardiente barato con refresco, lo de las cervezas es asunto de hombres hechos y derechos y el soperito aun no tiene puesto propio…pero el soperito no quiere tener su puesto propio, le gusta leer libros y la música rock, cosas que Juaneco mira con desconfianza recelosa, el soperito quiere ir a la universidad y aprender de computadoras, aprender otro idioma, y al gran Juaneco todo eso le parecen mariconadas.
En el parque central de Magdalena hay una estatua de Túpac Amaru con el brazo en jarras, como sosteniendo una capa, cada mañana borrachos mataperros trepan la estatua y le ponen una botella vacía de licor barato, en los jardines mugrientos, los vagos duermen cubiertos con periódicos y cartones en el parque, en las bancas, grupos de palomillas toman tragos baratos, en una de esas también se sienta Giancarlo, sus piernas elásticas cruzadas con andrógina coquetería, se debe estar muriendo de frio…
El Juaneco nació en Chupaca, en el Valle del Mantaro, vino a Lima con su familia huyendo de sequias y la hambruna como tanta gente del Ande, en la gran ciudad conoció la miseria y en la calle se hizo hombrecito a puñetazos con su pequeño cuerpo oblongo, en el mercado cargo bultos de frutas y carne, en el mercado vendió cualquier cosa, y a fuerza de perseverancia se hizo de su propio puesto ambulante y luego de varios. Y el nunca olvidaría, con vergüenza ese martes maldito, el exceso de cerveza y polvos en la nariz, y luego vino el pisco, luego vino la desesperación, la hinchazón en la bragueta, la ausencia de mujeres disponibles, y luego el diablo que envió a ese mocoso del infierno, con las nalgas redondas y las piernas ubérrimas…pero no, el era muy macho, seguro…pero el trago y la hinchazón en la bragueta cada vez más insoportable, y luego la mano de Giancarlo aferrando ahí abajo donde el paquete latía de excitación. Después todo fue una charla breve y dos nalgas desnudas enhiestas, no pudo soportarlo y las penetro con furia, con odio, le pedían que lo hiciera más fuerte, que hiciera daño, el esfínter se cerraba en torno a su miembro grueso, tragándolo todo…Después tuvo el orgasmo más brutal y placentero de su vida, su semen fue bebido gota a gota con delectación fanática, diabólica…
Después vino el remordimiento, las noches en vela, las preguntas que para su mente simple e iletrada eran enigmas ininteligibles, después de eso Juaneco comenzaría a frecuentar y después asumiría total membrecía del “escuadrón de la muerte”.
El tristemente célebre: “Escuadrón de la muerte”, era una institución en la noche del mercado, se reunían rayando la medianoche, sus filas estaban integradas por borrachos y drogadictos consuetudinarios. El escuadrón de la muerte era un grupo de autoaniquilamiento, nadie recordaba las muertes frecuentes, las sobredosis, los acuchillamientos, los suicidios.
El escuadrón de la muerte cuenta en sus filas con gente de todo nivel social, gente que en cierto momento toco fondo de desgracia y vicio, su fraternidad les hacía más respetables que ser un alcohólico solitario mas. Uno de sus miembros más pintorescos era un ex-profesor francés , le llamaban simplemente “el filosofo” o el “doctor Monsieur”, decían que hasta había publicado libros y viajado por el mundo, el poco cerebro que le quedaba lo había resecado con el aguardiente barato, ahora pasaba los días en la plaza tocando un acordeon, con un perro y un conejo atados con cadenas de compañeros, o si no tenia largas conversaciones en diferentes idiomas con el Tupac Amaru de la plaza, al que ya le habían puesto su botella de pisco como todos los días.
El miembro mas reputado del escuadron era Antenor Quispe, uno de los comerciantes mas prosperos del mercado, cada uno de sus puestos era un paso hacia su objetivo, que era la estabilización de los ambulantes y la respetabilidad que daba tener un espacio dentro de un edificio, dejando las calles . Y con teson había conseguido dos tiendas de abarrotes bien surtidas y prosperas tiendas que habían tumbado la competencia y que destacaban orgullosas. Antenor Quispe era la prosperidad y el sentido practico y comercial del Valle del Mantaro, de Huancayo específicamente, personificados. Sus facciones Huancas, cetrinas y duras como esculpidas en fiera roca, eran asperas y amables, en sus ojos turbios y su aliento viciado se podía vislumbrar al alcoholico consetudinario, pero Antenor Quispe era una roca difícil de erosionar, una energía soterrada le mantenía en pie, fiero Huanca, asumia sus días de fiera dedicación al alcoholismo, metódica y exarcebadamente lucido, nunca protagonizo una escena bochornosa, tenia la lucidez del fanatico que llevaba dos vidascontrastarntes con una energía sobrehumana, heroica, sus allegados decían que nunca dormía y eso era casi cierto.
Para Juaneco, Antenor Quispe, su paisano,había sido siempre la imagen del padre que nunca tuvo en los comienzos duros de su aprendizaje callejero, una bofetada le habia ensenado el camino a seguir , no robar , que hubiera sido tan fácil. Una bofetada sincera ydespues el apoyo desinteresado de quien nunca escuchaba historias de debilidades ni las comprendía, y Antenor Quispe había sido su protector, quien le ayudo a abrir su primer puesto, quien le dio un plato de comida pero nunca le dio conmiseración ni simpatía, simplemente una mano rígida que le hizo encaminarse a sus propios objetivos practicos, medibles. Y Juaneco había calcado el principio de Antenor Quispe, y mes a mes, ano a ano, había dejado el rumbo que sus Padres siempre quisieron imponerle, el de la conmiseración y el fatalismo ante la realidad ineludible de la pobreza y la injusticia,junto a un cristianismo ferreo,autoconmiserante ,patético en sus propias contradicciones. Y en la relación de Juaneco con el soperito latia la tónica que Antenor Quispe le había dado, un amor protector pero distante, sin resquicios que admitan debilidades de carácter y sentimentalismos.
Pero “El soperito’ tenia sus propios caminos enrevesados, Vallejo, poeta cholo como el, los poemas de Neruda también, la nocion nostálgica de un izquierdismo romantico y la música de Silvio Rodriguez lo fascinaban, y eran un mundo subterráneo para el, el soperito leia libros con una lámpara pequeña de noche cuando todos en la vieja quinta dormían, sus primeros poemas los había escrito en las horas en que nadie venia a su puesto, que era de correas y objetos de cuero, y había desarrollado la capacidad de leer o escribir al mismo tiempo que mantenía su sentido vigilante sobre los ojos y las manos quese posaban sobre su mercadería, podía distinguir al comprador definitivo de aquel que solo paseaba la vista y curiosidad ociosas, asi Soperito nunca había descuidado su puesto, pero el destino no nos salva de otras distracciones, y eso era algo que Soperito aun tenia que descubrir, eso y el dolor que puede llegar en forma tan dulce y gloriosa que no sabe a tal.
Cuando el señor Prescott Anderson llego a Lima, S&S Worldwide había extendido sus operaciones sobre todo el continente Americano, una licitación ganada para desarrollar un sistema de metro en la ciudad de Lima había llegado con un nombramiento oficial y una promoción ventajosa para ser el representante y cabeza de los intereses de la firma en el Peru.Prescott Anderson era nativo de Oceanside, California, había sido un hippie durante los convulsionados sesentas del flower power, y después de una juventud romantica y accidentada había conseguido graduarse en Ingenieria en Berkeley, donde se hizo de una mujer, después de un trabajo de gran futuro, y después de su mayor tesoro, una nina de pelo intensamente rubio y ojos azul cielo, a la que llamo Heather, Heather Anderson.
Para los Anderson fue una aventura establecerse en Lima, el idioma no fue tan difícil para Prescott Anderson que había estudiado español en el ambiente liberal y progresista, lleno de sol de Berkeley en California, y simplemente fue cuestión de adaptar unos modismos y estructuras del español Californiano, lleno de mexicanismos, a la manera Peruana,cosa que a fuerza de perseverancia y frio análisis anglosajon pudo conseguir en un tiempo relativamente corto.
Empero su mujer, una bellísima rubia Californiana, lo que conmunmente se llamaría “an all-american girl”, sufrió terriblemente para adaptarse a ese nuevo ambiente salvaje y lleno de misterios, y eso en el fondo mino su relación con los anos, y seria algo que pese al dinero, el prestigio y su subida en el escalafón social, ella nunca le perdonaría.
Heather Anderson, la única hija de la pareja, aprendió el español sin mayores dificultades, aunque siempre conservo la suave musicalidad del relajado ingles nasal californiano, y su pelo del rubiomas intenso y sus ojos prístinamente azules la diferenciaron aun de la pequeña sociedad privilegiada de muchos blancos donde tenían que vivir en el Peru, asi fue que Heather quiéralo o no siempre fue extranjera.
Cuando su padre estaba concentrado sobre un profundo problema matematico, la pequeña Heather era una sombra sobre su hombro, con su adorable cabecita trataba de desentrañar ese lenguaje complejo de números y simbolos, cuando tuvo sus primeras tareas de Matemáticas siempre estuvo su padre con mano segura y didáctica, guiándola a través de ese mundo mágico de signos en el que aprendería a navegar con confianza y seguridad.
Cuando era aun muy niña en los quietos suburbios cercanos al mar de Oceanside, había descubierto el placer de largos paseos en su bicicleta por malecones que olían a mar y cielo límpido, que era como un reflejo de sus ojos prístinos ,cuando decidía salir del camino pavimentado y las ruedas de caucho se atascaban en la arena entonces el mundo alrededor era una esfera azul inmensa, cielo, mar y sol tornasolando todo en colores y sensaciones etéreas, esos primeros atisbos de la belleza del universo quedarían impresas en su alma, y entonces al ver el reflejo de sus ojos y rostro en un charco de agua se le hizo una continuación de la belleza existente, se le hizo algo poderoso, lejano y mas allá de su entendimiento, y tuvo el miedo primigenio ante lo eterno y desconocido. Y tuvo miedo y sus pequeñas piernas la sacaron rápido de ahí, como un atardecer que se hace noche escapando de su propia belleza.
Y entonces la fascinaron las rocas, superficies solidas opacas, eran como las operaciones que su padre le ensenaba, simples, sin preguntas ni nada inacabado, un fin en si mismas en su absorvente simpleza.
Cuando se aventuraba entre las calles descubria el mundo perfecto al que sentía pertenecía, casas con jardines nítidamente trazados, formas que guardan la armonía y arboles que debían estar ahí, y flores que eran una extensión de su deseo de verlas, porque asi era. Y un dia descubrió a los chicos, los chicos corrian y lanzaban balones sobre el pasto, se revolcaban uno encima del otro, sus movimientos eran precisos y llanos, sin segundas intenciones, sus ropas simples y sus ademanes no tenían otras intenciones, eran como las rocas simples que veía en la playa. Delgada y rubia, en su primorosa bicicleta rosada, se sintió distinta y aprendió su feminidad sin ninguna otra duda, porque no podía ell, a correr asi librey revolcarse en el pasto sin ninguna gracia y ensuciar esa blusa, que era tan linda! Y decir palabras sucias y jugar a las peleas, y ser asi como los chicos.
Otro dia los chicos de su calle habían dejado de revolcarse y cuando ella paso por su jardín exterior y los vio a través de la verja de madera, estaban afanados junto a una pila de maderas, clavos, martillos y sogas, los vio trabajar febrilmente en torno a un roble solido en el medio de su jardín al cual habían clavado maderas y construido un armazón.
-Que están haciendo?- les pregunto dirigiéndoles la palabra por primera vez.
Ellos voltearon a mirarla con sorpresa y sorna…- Es una casa club- ..-puedo jugarcon ustedes?-
Y el mas grande de ellos, brazos cruzados sobre el pecho altivole espeto: -Este no es un juego para ninas…-
Despues vino la sorda rabia de la que nunca pudo liberarse del todo “Este no es un juego para ninas” la pequeña cabecita se lleno de un fuego incontrolable, muchas veces paso con su bicicleta por el mismo lugar y sintió la amargura de la casa club siendo construida, y cada tabla pegada, cada clavo fue una afrenta dolorosa y entonces su naciente orgullo herido hubiera querido destruir la casa club, pero adentro de ella sabia que le hubiera querido construir ella misma.
Cuando su padre la inicio en los rudimentos de Geometria fue una experiencia liberadora, entonces había una estructura solida e inconmovible, planos que estaban ahí porque estaban compuestos de rectas que podían ser infinitas, pero que ella podía medir y contar de acuerdo a sus necesidades practicas.
Pasarian varios anos para que Heather descubriera el intenso secreto del mar y el cielo azul, y su reflejo, y su visión de la belleza,sus ojos azules vivaces y su pelo intensamente rubio, y sus primeras nociones del ser, del yo, el sentido de la belleza, de lo eterno, de lo inmenso. Con el advenimiento de su pubertad y el despertar de sus hormonas tendría otra epifanía, frente al espejo en la noche de su fiesta de bienvenida al verano, en el bano de su casa, con el vestido primoroso verde opalo y su peinado sencillo y liso,enmarcando un rostro que por primera vez usaba unas gotas de maquillaje. Y esa tarde en la fiesta estuvo esplendorosa y única con su belleza simple e intensa,azul y oro en verde palido que contrastaba bajo el eterno cielo gris limeño, panza de ballena, panza de dinosaurio, Lima la tristísima, muy lejos del mar y de los cielos azul pastel de los suburbios de Oceanside. Y esa tarde fue de apoteosis y alegría perversa, ella hubiera querido estar un poco mas seria, pero no podía parar de sonreir y ser amable y angelical con todo el mundo, y podía adivinar en los ojos de los demás algo del miedo que tuvo ella esa lejana tarde junto al mar, el temor desconocido de los seres ante la belleza, el poder innato, el ser continuamente contemplada.
Pero el exceso de atención, el exceso de halagos le dejaron una sensación de hastio,como si alrededor de ella todos tuvieran queconstruir un mundo falso,pendientes de cada uno de sus gestos y sus palabras. Asi Heather aprendió el poder de la belleza, que era un mundo fascinante y perverso, lleno de espejos, y ella quedaba al fondo, indefensa fierecilla delgada y jovencísima, con una pasión intensa por una vida por descubrir, con el deseo de ser algo mas algo bello que se ofrece como un reflejo, que quería ser unos miembros listos y prestos a construir mundos con integridad y pureza, mundos que fueran como su alma misma, simple geometría,roca solida.madera,metal,acero.
Unos meses después, Heather descubriría las fotografías de un país raro e intenso, el país en el quele había tocado vivir, las clases de Historia en el colegio Anglo-Peruano, simetricos salones que reproducían en cierto modo una escuela privada Californiana o decualquier otropais privilegiado del mundo, esas fotografías hablaban de un mundo diametralmente opuesto y no descubierto, de montanas lejanas y rostros de piel cetrina, de rocas fieramente esculpidas, de edificios milenarios puestos en pie por gentes de miembros duros y diligentes. Donde quedaría todo aquello?.
Las clases en el Anglo-Peruano, la amistad de unas pocas companeras que coincidían con ella, en la burbuja de las clases acomodadas peruanas, en el golf, fines de semana en las palidas playas de Asia, la comida deliciosa que comían en restaurantes exclusivos cuando se aventuraban, y su madre hablándole siempre en ese dulce y cadencioso ingles Californiano. Y de esa maneralos Anderson habían vivido en un país dentro de otro país, por razones de seguridad siempre habían calles a las que no pidian ir, en la televisión veian los programas Americanos en el cable, y la pequeña heather tenia siempre un itinerario trazado, del colegio a las clases de cerámica o danza, al supermercado, al club de Verano, a la playa o la casa de alguna amiga en San Isidro o La Molina.
La nocion de la burbuja aparecería en su mente cuando miraba a todas esas gentes desde los asientos mullidos de su comoda camioneta de lunas polarizadas, gentes distintas que veía pasar como si fueran irreales en sus pieles oscuras yropas gastadas y pobres, marropnes todos y tan distintos, pero que de alguna manera le parecían mas reales en su contexto que la gente que veía a diario en su pequeño mundo.
Y todas esas historias, los Incas, los Mochicas, los Chavines, los paracas,Quienes habían sido esas gentes? Penso en los nativos americanos, en los mexicanos que había visto en California, y se le hicieron parecidos pero al mismo tiempo mkuy distintos, y luego aprendió que esos rostros marrones eran de los descendientesde los hombresque habían puesto todas esas piedrasy esos reinos juntos, y que ella vivía en un país que pese a alabar y preciarse de valorar su tradición e historia, negaba la realidad de su prpio rostro, como íntimamente rechazándolo.
Estas y muchas otras cosas descubriría la pequeña heather en su paso por la pubertad, cuando su español era ya casi perfecto, sus calificaciones eran buenas y cuando los chicos comenzaban a prestarle una atención que ella no había requerido, que por momentos era exagerada, cuando de ser una chica popular encontró roto el vinculo que había tenido con las otras chicas, era la envidia, ye se encontró casi sola, y comenzó a encontrar muchas cosas dentro de si misma.
Se sabia hermosa por asi decirlo, aunque de una manera diferente a la que los otros la veian, le gustaban sus miembros delgados y su rostro perfectamente simétrico, y sus pechos aun no muy desarrollados se alzaban pequenos e insolentes, sabia de sus ojos que tenían un lago azul de calma contenida, y mas halla un destellode orgullo y ferocidad, pero a ella le gustaban sus manos cuando modelaba vasijas en la clase de alfarería, le gustaban decorar sus vasijas con destellos simétricos, le gustaban sus dedos largos y palidos cuando trabaja en algún proyecto, y se sabía inteligente y capaz, y como cuando vio el mar y el solen un charco al borde de la playa en Oceanside, entendió también que la belleza puede ser peligrosísima.
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