De Tobalaba a San Pablo en la serpiente metálica, somnoliento. Miro por el vidrio. Voy por el túnel del tiempo. Tengo cuarenta. Las luces hacen flash en la oscuridad. Pasan a kilómetros por hora de mi vista. Llego a Baquedano de 20 años con un aro en mi oreja, escuchando música ochentera. En los Héroes parezco de 10. Imagino a mi viejo, gran héroe. Siento una lágrima en la mejilla. Ya no está. “San Pablo, última estación”, anuncian. Despierto. Antes de salir del tren se refleja mi imagen de 40. Levanto mi maletín. Queda todo el día por delante.