Camino sola bajo un sol luminoso que se pega en mí piel. Aún debo caminar varias aburridoras cuadras hasta llegar al Banco a pagar...

...y la brisa del atardecer es grata y fresca, despuúes del calor del día. Mí cuerpo despide un suave aroma floral, juvenil, mis zapatos blancos se ensucian en la arenilla del paseo de la Avenida Matta, más que importa si voy a tu lado y nuestras manos trasmiten el calor del amor y el golpetear de mí corazón contento. Soy feliz, me siento hermosa y con mis ojos enamorados te contemplo varonilmente bello, tu blanca sonrisa iluminándome. Caminamos juntos, compartiendo sueños e ilusiones. Anhelando un futuro, soñando con los ojos abiertos. Que cortas y livianas las doce cuadras recorridas y el regreso. Un beso y hasta mañana. Mañana...la vida es eterna, preciosa. No menos de tres ni más de cinco hijos. Que fácil planificar. Lo cierto es que las ilusiones que crea el amor, el ensueño, hacen que vea todo lindo y realizable. Es mí juventud casi adolescente.


La juventud se alejó y la realidad es heterogénea. LLovieron lágrimas de cristal y se fue insinuando un plisado en mí rostro, pero que importa si tú no lo ves. Tus ojos no me miran. ¿Cómo es posible si aún recuerdo los tuyos? Injusticia, designios. No se. La duda eterna. Asumir la soledad para siempre, hasta el final. La vida no es mía y mí corazón repartido en diferentes latitudes, en...
!Que horror¡ Un automóvi casi rozando mí paralizado cuerpo y el ruido horrendo del claxon en mís oidos.

Y camino sola, temblando, bajo el sol.

Silvia Parra Baeza.