despertó no muy temprano. desayunó concienzudamente. recordó las obligaciones y anhelos. sonrió como siempre. solo. solo. un viento entró en su sala. sintió hielo en su espalda. solo. solo, pensó. las puertas de casa se abrieron pero nadie apareció, tan solo el aire. se paró y con una manta sobre el cuerpo, y ya vestido, decidió salir a la calle. tomó un auto que lo llevaría al trabajo. no era tarde, no, no lo era. apenas llegó, se puso en la cola mientras esta se llenaba de gente que laboraba así como él. mujeres, hombres de todas las razas empezaron a entrar al centro laboral. un viento de aire muy cálido pasó por su rostro. sintió un anhelo, un pálpito de que este día sería desigual a todos los demás ya muertos en la casa del pasado. se detuvo, se hizo a un lado y dejó pasar a toda la muchedumbre de hombres y mujeres. cuando ya no quedaba nadie mas vio al hombre viejo y seboso avisarle que las puertas del centro laboral cerrarían si no entraba al momento. sonrió nuevamente y vio como el hombre viejo dejaba caer su gastado cigarro de la boca, y esos ojos llenos de aburrimiento cambiaban a ojos de envidia. solo. solo. solo, sintió... mientras daba la vuelta y escuchaba la puerta cerrándose para siempre. miró un árbol muy grande y verde, y se echó a su lado... comenzó a tocar las hebras del viejo árbol. pasó una hora y nuestro amigo miraba cómo las hojas se movían así como danzando con la vida... iba a cerrar los ojos cuando vio a lo lejos un ave de color blanco, dando vueltas alrededor de él, pero, a gran altura. puso sus dedos sobre la imagen de sus ojos y aplastó suavemente al ave. abrió los dedos y aún vio al ave dando vueltas por el cielo... dios. dios. dios. solo. solo. solo... tuvo ganas de correr y lo hizo hasta llegar a su casa. estaba sudado, mojado. ya entraba a su casa cuando vio en la ventana de la casa de al lado el cuerpo desnudo de una mujer muy blanca y joven... empezó a samaquerle el cuerpo. reclamaba placer, satisfacción. se acercó a la casa de al lado y siguió mirando la intensa ventana... de pronto, la muchacha cerró la ventana pero antes vio al hombre que la miraba con los ojos repletos de amor y placer. la chica se puso a pensar. se echó en su cama y empezó a tocarse con los ojos cerrados. sudaba. sudaba aquella belleza mientras nuestro amigo cerraba los ojos e imaginaba estar a su lado... la tomaba, la echaba y ella se dejaba. la desnudaba. besaba sus senos, sus pies, sus labios, sus ojos... la amaba. amor. amor. ¡amor!... el sonido de unos pasos le sacó de su ensueño. abrió los ojos y vio a un hombre mayor, bien vestido pasando por su lado. tenía un periódico en las manos y leía, leía sin parar... nuestro amigo entró a su casa y se quitó la ropa. desnudo. desnudo. la imaginó tocándole. se imaginó tocándola. sintió y un aire muy cálido besó su rostro. abrió los ojos y estaba solo, totalmente solo... amor, eso es lo que anhelo... se vistió y con una caja de cartón y una escoba se puso a barrer y recoger la basura de toda su casa. llegó la hora del almuerzo. miró la nevera y sacó comida congelada. la calentó y la devoró todo. miró sus manos llenas de restos de comida y entedió que su cuerpo era un problema. llenaba y aplastaba su libertad y sus mas suaves sentimientos... amor. amor, eso es lo que anhelo... abrió su cuarto de TV y encendió el aparato. daban deportes. siguió sentado frente a la TV hasta quedarse dormido. cuando abrió los ojos todo estaba oscuro menos la TV. la noche. solo. solo. amor. encendió la luz y se puso a leer uno de los tantos libros que compraba y no leía. entendió que tenía demasiado, que su vida estaba colmada de todo, de todo aquello que se le daba... solo. solo. solo con amor... sí, amor, amor...



san isidro, febrero de 2009