He estado observando e universo que nos rodea, su identidad caótica y desenfrenada, por el que vamos moviéndonos como seres cuyo único porvenir es el de ser animal de paso, pasajeros sin identidad de una existencia colectiva, que no funciona sin motores ideales, que no puede lazar la razón con la acción… nos defendemos, ¿de qué? De nosotros mismos, creamos asociaciones para no ser tan insignificantes, erigimos en montón de papel la justificación de una superioridad que no es merecida, pero nos tememos tanto que no podemos ni convertir en realidad sueños simples, la fraternidad por ejemplo descansa en los anales de una tendencia filosófica más, cuando se supone que nos une a nuestra capacidad creada de no morir ante la duda. Nos necesitamos pero no nos acercamos y aunque no es mi deseo ser un utopista parece que olvidamos que la utopía también es creación nuestra, que no hay nada inalcanzable y para muestra esta la estupidez que todos hemos alcanzado...

Pero así vamos, limpiándonos con mierda, fingiendo que somos mucho, cuando la nada que no alcanzamos a definir nos rodea, cuando la muerte solo es tolerada por vinculaciones místicas que no comprendemos pero nos satisfacen…