Entre las sábanas blancas,
mezclándose con la noche
¡agarrándose a mi lecho!
ha amanecido tu sueño.
La llamada de tus ojos
de sol me llenó la cara;
después tuve que cerrarlos
al ardor de tu mirada.
Como ese temblor de hoja
cuando la abeja se posa,
en mi rostro tu llamada
dejó suspendida el alma.
Como ese aguijón que liba
de néctar la flor y el fruto,
ha quedado tu semilla
depositada en mi alma.
Luego llegó la mañana
pero el alma... ¡ya volaba!
Texto agregado el 17-05-2004, y leído por 509
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Lectores Opinan
03-01-2008
¡Qué belleza de letras Maravillas! ¡Qué belleza! Te felicito. Sofiama
20-05-2004
Que belleza no me perdono no haberlo leido antes, mil petalos de rosa para ti dulce y tierna amiga. gatelgto
20-05-2004
Qué pena que una noche como esa llena de un sueño tan bonito no se alargue en el tiempo y dure al menos como las noches polares para poder disfrutarlo a tope. Gracias por regalarnos tanta belleza y .... sueña... sigue soñando. alqutun
19-05-2004
Hace unos días comentaba con alguien que en un texto lírico no siempre es necesario el adorno. Aquí encuntro un muy buen ejemplo. La belleza brota de las palabras, sin tanto recurso de adorno. Es exquisita su pluma. Un abrazo. y dejo cinco por no tener más. Borarje
18-05-2004
Qué delicados versos, que ternura en tu poesía, tienes una noble manera de decir las cosas. Un placer visitarte. meci