echado en la calle, con los ojos abiertos, un hombre vestido todo de terno gris brillante, no se movía... todos los niños del barrio le miraban, todos seguían mirándole a lo lejos, pero yo no, yo me acerqué al hombre muerto y quise tocarle... sentí la mirada de todos los niños, voces y gritos a punto de explosionar. puse mi dedo en su nariz y sentí como si fuera una torta de carne. de pronto el hombre pestañeó y de susto, grité con todas mis fuerzas, mientras todos los niños se reían de mí y de la forma en que el hombre muerto seguía durmiendo... me detuve y miré a todos los niños. se fijaron en mí y supe que algo de muerto tenía dentro de mí... seguí caminando y con mi dedo toqué mi nariz, estaba húmeda como la de mi perro... corrí y no me detuve hasta llegar a mi casa. llamé a mi madre y le dije que sería un escritor. ella me dio una hoja y papel y empecé a escribir sin parar la historia del muerto dormido en la calle...

san isidro, febrero de 2009