En tu cuello de cisne se perfuma la noche,
se adelgaza el otoño
acaban las tristezas
y no hay lugar para las lágrimas;
es la firme columna
donde asienta la vida su futuro,
pero es también, como una nota con bemoles,
la incógnita más blanca que anduvieron mis días.

De la luz de tu cuello fluyen las transparencias
que dan vida a las manos a punto del ocaso
pero firmes aún para tocar tu cuerpo como a un piano
en una clave de dulces sostenidos
ocultos en el alma
para en dueto gozar tus partituras.

La línea de la vida es tan delgada
como esbelto es tu cuello
al que adoran mis labios
como a la magia misma que transmuta
en oro los pecados omitidos.

Si a donde gira tu cuello
gira el mundo,
déjame ser un giro,
o mundo
o yo
o noche.