Tenia que tenerlo todo para darme cuenta lo que realmente era importante en esta vida.
No me conformaba con poco. Apiraba a tener mucho. Luche, trabaje, me esforze y finalmente logre lo que me habia propuesto. Llegue a ser el gerente general de Factory, la empresa en la que trabajaba. Habia arrancado alli de joven. Fui creciendo de a poco. Fui ganandome el respeto de la gente. Fui haciendome un nombre. Y despues de veinte anios llego el premio maximo, por el que habia luchado tanto, el cargo mas importante dentro de la compania. Lo que habia aspirado toda mi vida. Dirigir una empresa. Tener poder, autoridad, dinero, prestigio. Asegurar mi vida en lo economico.
Ya era un hombre realizado. Pero sentia que me faltaba lo mas importante, alguien a quien amar. Alguien con quien compartir mi vida. La puerta a la felicidad. Tenia todo pero, en realidad, no tenia nada. Eso sentia.
Como un ciego. No vi nada. Me enfoque en lograr el objetivo y en el camino fui perdiendo las cosas y las personas mas valiosas que tenia.
Me separe del amor de mi vida. Me aleje de mi hijos. Perdi amigos. Me aleje del deporte y de las actividades que mas disfrutaba. El precio que pague fue alto.
Y todo el revuelo vino a partir de una pregunta que me hicieron para el diario La Nacion, mas precisamente, para el sumplemento de Empleos.
El preriodita me habia preguntado que consejo le daria a un joven que recien acaba de graduarse en la Universidad y esta a punto de ingresar al mundo laboral. Teniendo en cuenta que yo habia ingresado a Factory en ese momento y que hoy luego de veinte anios habia logrado ser el responsable maximo de la compania.
A lo que le conteste que mi consejo era que se enamoren y sean felices. Asi de simple. No les aconsejaria nada mas.
“Tenia que tenerlo todo para darse cuenta lo que realmente era importante en la vida”. Asi titularon la nota.