Ana se comunicó con do Santos y lo obligó a desviar su ruta, ahora se dirigía hacia el centro de investigaciones.
Mientras conducía no podía evitar pensar en las indicaciones que los médicos le habían dado y de cómo se arrepentía de haberlas llevado a cavo con tanta severidad.
El día que el ama de llaves casi sorprende a Ana y Luis en el jardín, do Santos había sido llamado por el centro para ponerlo al tanto de la situación médica de su hijo. Los especialistas afirmaban, que el efecto de la droga nueva, era increíblemente efectivo, que con la primera aplicación Miguel había recuperado su capacidad de mover los músculos faciales y por ende podía hablar. Le dijeron que su progreso, día a día, era impresionante.
En esa ocasión le habían prohibido verlo, por temor a alguna contaminación. Lo mantenían aislado. Era importante que durante un lapso de tiempo se mantuviera al joven en esas condiciones, que no eran las únicas.
A pesar de las dudas del magnate, decidió seguir las indicaciones de los especialistas, pero para asegurarse de que todo marchara bien le encomendó a Leonardo que vigilara los movimientos de los médicos y le informara todo lo que sucedía.
Leonardo hacia dos días que no se comunicaba con él y pensar en eso lo ponía cada vez más nervioso. Se preguntaba si había hecho bien en confiar la vida de su único hijo a este centro de medicina experimental.