Réquiem al Amanecer
Inmolaré mi existencia, sin un chistar, ni un quejido.
Contemplando ya en el cielo ese escarlata tan vivo,
tensa agorero el pánico, por instinto, mis sentidos.
¿Por qué, Dios, este castigo del sol como mi enemigo?
Al dar su luz en mi cuerpo no quedará ni un suspiro.
Mi especie sabe y acepta este destino furtivo.
Y se atropellan y agrupan, lanzándose así al abismo,
a ocultarse bajo tierra, preservando su designio.
Estallando en mil colores, su rayo cruel, penetra el frío,
y atravesado en fulgores, brilla mi ser... que dudo mío.
Pues no sé si tengo alma, ni si es que vivo o respiro,
o sólo soy el delirio, del que en sus ojos reflejo…
…una gota de rocío.
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