Estaba la novia tranquila, no había nervios en ella. Tenía el alma serena.
Despertó ese día temprano, desayunó con calma esperando la alarma del reloj. Cuando ésta sonara comenzaría a prepararse, estaba todo calculado y medido...
Comenzó con el baño, que agradable agua tibia y perfumada, un gran descanso la inundaba…
Pero la música dejó de sonar – ¿Se acabaría el disco? ¡Qué raro si aún quedan temas!- se dijo
Ella se envolvió en las toallas y el equipo musical fue a mirar, no tenía las lucecillas acostumbradas que emitían un pequeño haz azul…
-¡Oh no, se ha cortado la luz!- no tardó en comprobar
Y sus cabellos no podían esperar… el secador y el alisador era tiempo de usar
Ahora la envolvió la intranquilidad, con sus cabellos desordenados no podía llegar… la calma se fue marchando…
Se secó, se vistió, a un bolso sus cosas echó, tomó el vestido y unas gafas para el sol; así su puerta abrió y corrió… Corrió en dirección a casa de sus padres, ellos sí podrían tener electricidad…
Así fue, en casa de sus padres si había energía…, pero ya no servían los cálculos, todo debía ir a prisa…
Es que no puede haber novias tranquilas, los nervios deben estar presentes en ellas y en el ambiente.
Y por cosas del destino esta novia salió lista de la casa de sus padres, acompañada por ambos, como ellos habían querido, y con los nervios... con los nervios a flor de piel...
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