No había amanecido aún cuando salió a buscarla, la noche sucumbía entre los últimos destellos de una pálida luna y los primeros intentos de un frío amanecer. Si no fuera por que su cuerpo aterido de frío apenas rozaba su ropa, hubiera pensado qué la perspectiva de aquél paseo matinal no resultaba tan descabellado.
Pero temblaba y no por qué la brisa acariciara su rostro empeñada en recordarle que aquél enero llegaba con prisas haciendo honor a su nombre.
Temblaba sí….pero no de frío, apretaba vigorosamente su mandíbula en un intento de controlar su angustia, mientras caminaba deprisa por las calles.
Ella…….su pensamiento era solo para ella. incapaz de comprender en qué parte del camino qué habían emprendido juntos se había distanciado.
Se había vuelto hermética, ausente ,para cuando se dio cuenta estaba derrotado en una guerra en la que jamás había pretendido ser el enemigo, vencido sin luchar, aún herido de muerte ,intentando respirar en un aire viciado sin vencedores….solo vencidos.
Pasó mucho tiempo hasta que dominado por el cansancio se decidió a regresar .había recorrido todos y cada uno de los lugares que solían frecuentar sabia que era difícil encontrarla, sabia perfectamente que cuando estaba agobiada, prisionera dentro de su propio yo, solía huir de si misma, sin rumbo fijo, incluso muchas veces solo por tener la sensación de escapar de algo se subía en un tren de cercanías sin mas objetivo que el del final del trayecto y vuelta a casa.
Fue entonces cuando un pensamiento sacudió su mente, el transporte publico aún no había comenzado su jornada matutina era demasiado temprano, así que casi por inercia se dirigió hasta la puerta del garaje, A ella no le gustaba conducir pero tal vez aquella noche………
Y fue allí donde la encontró, perdida tras una nebulosa gris de humos tóxicos, pálida y frágil , como adormecida, se abalanzó sobre ella y besó sus labios marmóreos aun calidos, sollozo como un niño entre el perfume de su pelo y en ese mismo instante supo que aquél final de trayecto ,no la devolveria a casa.