Hoy Ana festeja su cumpleaños, junto al viejo magnate, su amado Luis y Junto al enigmático Tutor, quien ha anunciado su partida.
El viejo do Santos recibió noticias ese mismo día de su contacto en interpol, pero su instinto le dijo que debía callar, aun no estaba listo para enfrentar la verdad que yacía frente a sus ojos. Esa tarde recibiría los datos que su amigo le enviaba.
Ana y Luis aprovecharon la ocasión para anunciar su casamiento, los jóvenes no estaban dispuestos a esperar, se casarían en dos semanas.
Después del anuncio, todos se sorprendieron al ver los ojos de Caro Rudolff, llenos de lágrimas. Ana creyó que eran de felicidad, y el al darse cuenta de la escena se excusó refiriéndose al recuerdo de los padres de la muchacha y de lo felices que hubiesen sido al recibir tal noticia.
El reloj marcó las veintidós en punto cuando el tutor decidió marcharse. Abrazó fuertemente a cada uno de los presentes y al llegar a la puerta la joven sintió la profunda necesidad de abrazar una vez más a su silencioso salvador. Murmuró algo a sus oídos y él respondió de la misma forma, entonces ella besó su mejilla humedeciéndola con sus lágrimas y el besó su frente con ternura, después partió.
Una rara sensación invadió al viejo do Santos, quien a provechó la distracción para preguntar al ama de llaves si había llegado algún sobre. El ama de llaves respondió que efectivamente había llegado un sobre de gran tamaño y que lo había colocado en la biblioteca, como siempre.
Mientras todos salían a despedir a Caro Rudolff, Raúl do Santos confirmaba sus sospechas.