Aventuras en el paraíso (participante del certamen Cien VI)

Las bellas y muy primitivas aborígenes de aquella remota y paradisíaca isla encontraron al naufrago en la playa. Lo rodearon y parecían deliberar que hacer con el. El oía aturdido y confundido aquella extraña lengua. Lo levantaron y con sonrisas y palabras que sonaban amigables lo llevaron para la aldea.
El pobre náufrago ahora se sentía afortunado, eran amigables.
Trato de sonreír con complicidad cuando ellas dijeron algo, mientras lo señalaban muy contentas, a aquel gordo anciano que parecía ser el jefe: “maba, nengo morzo du mayanga da”
El no sabía que dijeron: “papá mira, encontramos comida en la playa”.

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