Triste caso el de Azucena
joven que se enamoró
equivocó su camino
y un maleante la atrapó.
Nada valieron consejos
ninguno tuvo valor
solo allí en su cabecita
se gestó la decisión.
Las hormonas en su punto
y un poco de incomprensión
fueron excusas perfectas
para bailar a su son.
Creyo amar tanto la niña
que su sexo le entregó
más el bastardo del Godo
su ilusión le marchito.
No pasaron quince días
el crapula la golpeo
y de aquel capullo rosa
la sangre roja brotó.
Uno, palabras bonitas
dos, entrega sin condición
tres, momento de los golpes
cuatro, una inmensa decepción.
Y fué así que rapidito
Azucena comprendió
que no siempre los papas
hablan sin tener razón.
Atayo
Texto agregado el 11-02-2009, y leído por 190
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
05-01-2010
Sí, es bueno oir consejos en momentos decisivos. lindero
13-02-2009
jaja, si es cierto. Muchas veces las hormonas llevan a los adolescentes a cualquier rumbo LAMADONNA
12-02-2009
Un poema con consejos. Es que los jóvenes son sordos a las palabras de quienes los quieren bien y a veces las consecuencias son nefastas. Un beso y mis estrellitas. Magda gmmagdalena
11-02-2009
Si el de Azucena y el de tantas otras niñas ,lastimadas por esos seres que mejor no los califico aqui,seria una una groceria poner lo que pienso.
Te felicito por este poema muy bueno en su forma y genial en su fondo ******** shosha
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