Cuando ya no pude más, solté la cuerda. Estaba a menos de un metro de distancia del suelo y el sonido pegajoso del barro me tapó las orejas. No sé donde me apoyé, pero algo firme me sostuvo y evitó que me ahogara. Con la mierda al cuello y en puntas de pies, contuve la respiración y salté lo más alto y lejos que pude, que no fue ni tan alto como esperaba, ni tan lejos como para alcanzar el borde oscuro y resbaladizo de aquél agujero era infecto y nauseabundo. Con el golpe todo se volvió negro. El líquido era tan espeso que apenas si podía mover los brazos o las piernas en un precario intento por mantenerme a flote. Creí que era el final. Tragué largas bocanadas de aquella inmundicia antes de hundirme lentamente y dejar de respirar... y de pensar también. Laxo, inerte, nada podía hacer, ni siquiera permitir que el aire saliera de mis pulmones, sentía que de un momento a otro estallaría como un globo. Los ojos me ardían y la presión en los oídos era insoportable. No sé cuantas horas o segundos habré pasado esperando que se cortara el hilo de mi vida, que perdiera la conciencia y el universo se transformara en algo hermoso y lleno de luz, como yo esperaba. Quería que concluyera la angustia, que aflojara el dolor. Que pasara todo. Prefería morir. Nada sería peor que esta oscuridad viscosa y asfixiante, eso era seguro, cuando una mano o algo similar me rozó el hombro. Pensé en un cadáver flotando a mi lado, pero este cadáver al menos se movía por voluntad propia. Nunca supe como hizo para encontrarme allí abajo, en la oscuridad, asirme por las axilas y subirme a la superficie. Un héroe, supongo, atado a una cuerda y con alguien arriba, afuera del pozo, que jalaría de ella en lo alto y nos arrastraría a ls dos, no lo sé. No pude preguntarle quién era o cómo se llamaba. Yo estaba inconciente cuando me sacaron y me llevaron al hospital. Sé que la ambulancia corrió todo lo más rápido que pudo para llegar a tiempo y que los paramédicos hicieron un excelente trabajo para revivirme, para lograr que me recuperase. A ellos les debo la vida….
...a ellos les debo el volver a intentarlo.

La próxima vez conseguiré una piedra.