En la mañana del 04 de abril de 2005, Ernesto llego a su departamento ubicado en el piso numero tres del edificio. Luego de estar un rato allí y de dialogar desde el balcón con su vecina de la planta baja, cerró nuevamente la puerta y se dirigió al Cyber más cercano en donde redacto el siguiente mail que les paso a detallar. Ernesto es amigo mío y me dio autorización para que comparta con otros, lo que el escribió.
Aquí coloco la DIRECCION DE MAIL de Isabel que es su novia, o más bien, dejo de serlo hace unos treinta minutos atrás.
Aquí coloco el “ASUNTO” o titulo de su mail. Se limito a escribir una simple pregunta:
“¿POR QUE?”
Y a continuación, este fue el mensaje que redacto:
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¿Era necesario partirme la casa en dos?
Esta todo lleno de cigarrillos aplastados en el piso. La mesita del living tiene un cuchillo incrustado que usaste para grabar mis iniciales y unos cuantos insultos sobre la madera que no voy a caer tan bajo de devolvértelos
El piedrazo, la ventana rota y el monitor de la computadora que aterrizo sobre el patio de mi vecina. Le quebraste unas cuantas baldosas, mi amor. Me extraña que no llamara a nadie.
¿Cómo hiciste?, porque supongo que alguien habrá visto el humo de cuando me quemaste el colchón. O de cuando me incendiaste las cortinas
Me tiraste el Buda. Me cortaste a tijeretazos todos mis trabajos, mis documentos,
Pasaporte, Todo.
Me dejaste todo embarrado, sucio, usaste el sofá como baño y encima te llevaste los dólares que guardaba en lo que quedo del jarrón chino.
Esta bien, lo admito. Me acosté con tu hermana y una sola noche con tu prima,
Pero ¿de ahí a que me hagas todo esto?
Y lo que mas me duele no es ver mi casa como si fuese Kosovo. Lo que mas me lastima es que hayas matado al gato y tu gentileza de dejármelo colgado del ventilador de techo en mi cuarto. Un gesto muy lindo de tu parte. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste hacer semejante cosa?
Esta bien, también me acosté con tu mejor amiga, ¿pero era para tanto?
Supongo que no hay ninguna posibilidad de reconciliación. ¿No?
Ni tu hermana, ni tu prima, ni tu amiga significaron algo para mí.
Yo te perdono por el desastre me hiciste…incluyendo lo del gato.
Te sigo amando.
Llámame
Ernesto.
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Y luego apretó “ENVIAR”
La vecina llamo finalmente a la policía y Ernesto explico la verdadera situación y asumió los costos de las baldosas rotas.
Al mes, se mudo de ese edificio.
De Isabel no se supo mas nada.
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