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Sacrifica años y obtendrás una Licenciatura.


Desde que tengo uso de razón, siempre mantuve un gusto especial por la escritura. En mi niñez escribía pequeños poemas basados en el amor fraternal que sentía por mi madre porque para mí, mi madre lo era todo. Casi a diario escribía una tarjeta y la dejaba sobrepuesta en la mesa para que ella la leyera y posteriormente me encaminaba hacia la escuela.
Una vez ahí, ponía todo mi empeño en avanzar continuamente hacia los estudios. Mi materia favorita en la primaría era el español, posteriormente en la secundaria continuaba siendo el español y por último en el bachillerato disfruté semestre tras semestre las materias de: Taller de lectura y redacción, literatura y semántica. Debo aclarar que en las demás materias complementarias no eran del todo mi agrado, mas sin embargo nunca repetí alguna.
Cuado tuve la edad de dieciocho años concluí con mis estudios de bachillerato y en esa época surgieron algunos problemas: La situación amedrentaba día con día y las finanzas económicas en mi hogar no iban del todo bien. Mi madre con gran esfuerzo me había mantenido hasta la preparatoria y ya se le notaba en el alma los primeros estragos del arduo trabajo que había desempeñado en su vida. Mi padre, cuando nací se convirtió en uno de los sujetos que se deslindan la responsabilidad para con sus hijos, él no formaba parte de mi existencia mas que biológicamente puesto que tenía una vida hecha con otra familia y nunca confraternicé con él.
Entonces dada las circunstancias tuve que abandonar los estudios y me decidí a emplearme en algún trabajo, gracias a dios no fue difícil encontrar empleo y de inmediato me incorporé a una tienda de electrónica en donde comencé a trabajar de pionero. Mi trabajo consistía en mantener en orden todos los aparatos electrónicos y verificar la entrada y salida de electrodomésticos hacia el contenedor. Dicho trabajo lo desempeñé siempre con esmero.
Mientras transcurrían los días conviví con todos los trabajadores, algunos eran ingenieros de edades maduras que me veían muy propio en mi trabajo y siempre me encomendaban la tarea de continuar con mi formación académica. Varios sugerían que estudiara ingeniería en electrónica, robótica, mecatrónica, sin embargo mi bachillerato no acreditaba las áreas de físico matemático, porque la había concluido en el área de ciencias y humanidades y mi pasión era la escritura.
Los días transcurrieron de prisa, pronto se tornaron en meses y los meses se tornaron en dos años, en mi trabajo sucedió recorte de personal y desgraciadamente me liquidaron. Afortunadamente en ese tiempo alcancé a juntar una cantidad considerada de cincuenta mil pesos y adicionándole los repartos de utilidades y aguinaldos sumaron en total setenta y ocho mil pesos.
Ahora sin dejar que el tiempo pasara ingresé a una escuela de computación y en seis meses me gradué como operador en microcomputadoras. Entonces, consulté con mi madre la idea de iniciar nuestro propio negocio que se apegara más a mis conocimientos y decidimos que fuera un ciber café, lo siguiente fue en comprar diez computadoras y buscar un local comercial con excelente ubicación y acuciosamente nos encontrábamos instalados en nuestro establecimiento informático. Ahora poco a poco la vida que había sido un poco dura con migo, prontamente empezó a darme resultados positivos.
Mi madre y yo nos dedicamos tres años más a nuestro negocio cuyas ganancias eran considerables, ella aprendió en muy poco tiempo el manejo del ciber café y muy pronto era capaz de dirigirlo completamente sola. A continuación me di cuenta que ya teníamos un patrimonio para salir adelante en la vida y fue entonces que resurgió la idea de continuar con mis estudios universitarios. Hablé con mi madre y ella acepto gustosa en quedarse a cargo del Internet, y entonces partí hacia la ciudad de México para preinscribirme en la licenciatura de literatura y lenguaje hispánico en la facultad de Filosofía y letras de la máxima casa de estudios, la Unam.
A la siguiente semana se realizó el examen de admisión y al término del mes lanzaron la lista de aprobados por el Internet, la lista llegó a mi correo electrónico y estallé en jubilo cuando miré mi nombre plasmado en el número cincuenta y dos de la lista de admitidos.
En agosto del dos mil ocho ingresé a la facultad y hasta el momento continuo con el tercer semestre de la carrera. Me llamo José Luís Salomón tengo 23 años y me dí cuenta que el haber dejado los estudios por casi cinco años me devolvieron la oportunidad de continuar con mi sueño, siempre recordemos que jamás es tarde para continuar en tus metas y más aún si éstas se tratan de tus estudios, sigue adelante, condúcete por los peldaños de la vida hacia la cima del éxito y no dudes en lograrlo, mantén siempre en mente, que solamente se vive una vez en esta vida y es de suponerse que cada ser humano llega a existir en el mundo con la meta de disfrutar la maravillosa dádiva de la vida.

(c) Readers Revista Mensual Selecciones publicado por J. L. Salomón

Texto agregado el 08-02-2009, y leído por 119 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
09-02-2009 Sigue adelante. sonory012
 
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