Y se fue enero nomás, ya no me quedan días, horas, minutos, para hacer todo lo necesario antes de que termine el verano, para ver a todo el mundo, ¡cuánta gente extraño! ¡Cuántos quiero volver a ver! Tengo que empezar a apurarme porque antes de que me dé cuenta, se va también febrero, se van los primeros días de marzo y ¡pum! al Pelle otra vez. No es que me moleste, al contrario, pero me gustaría hacer buen uso del tiempo que me queda antes, tal vez también lo necesite para prepararme para volver, y manejar mis propias reacciones ante lo que tenía y ya no tengo. Tal vez por eso sea que quiero lo que se viene, quiero lo que se fue hoy, tal vez sea que sólo quiero olvidarme, pero tal vez sea algo más... Y esa posibilidad no deja de torturarme, durante cada segundo del día, desde hace más de una semana... Posibilidad abierta pero tan mínima como la diferencia entre tus colores, que aunque nadie la note, existe... Por eso necesito aclarar las cosas, porque eso que dijiste, si es en serio, no es cualquier cosa... Maldigo esa presencia que nos mantuvo separados los últimos minutos de la última salida, esa que me hizo quedarme con las ganas de todo, las expectativas del mundo y la felicidad de la nada. No siendo éste el primer texto que te escribo, es el primero que te escribo en éste carácter, mas nunca sabrás que es para vos porque, hasta donde pensás, sigo enamorada de una planta. Te dije que no hablaba de él, nunca sabrás que hablaba de vos, que ahora ocupás toda mi mente, excepto en sueños, donde la planta todavía hace de las suyas (pero vos también). Por eso mis dudas, que más vale resuelva en seguida, antes de tirarme por un acantilado. Y todo ocurrirá sólo un día antes de San Valentín...