Habia fallecido su esposo..., no tenian hijos.
Ella, mujer mayor recordaba sus dias en compañia.
Las fotografias gastadas y amarillas de ambos giraban entre sus manos una y otra vez.
El invierno gris, con sus hojas amarillas ocres, hacian del paisaje a travez del ventanal, refugio de la mujer en su soledad, negandose a vivir, negando permiso a que pase la vida por esa puerta, dias, hermeticamente cerrada.
Asi, a los dos años del fallecimiento de su esposo, recostada en su lecho, observando el retrato de ellos juntos, de tristeza cerro sus ojos, y, pidio a Dios que la lleve con el.
Golpearon la puerta, una y otra vez.
Sobresaltada la mujer abrio los ojos, volvio a escuchar los golpes.
Nevaba, hacia mucho frio, se dirige a la puerta con pasos lentos, la abre, y, en la noche, ve a un niño, y a una niña, pequeños, abrazados.
Solo pidieron un pedacito de pan.
Quedo por un instante inmovil, observando a los niños y les dijo,-¿que hacen a esta hora?.
Ellos respondieron, -¡no tenemos donde vivir!, las personas buenas nos ayudan con ropas y comidas.
La mujer les hizo pasar; encendio los leños del hogar y preparo algo de comer.
Los niños, jugaban y cantaban canciones de navidad.
-¿Navidad?, pregunto ella.
¡Si!, Navidad se dijo, comenzo a reir de la alegria que le transmitian los niños, que en un instante vio sobre el hogar el retrato de su esposo y lo miro fijamente, le regalo una sonrisa y un guiño de ojos.

MARIA1