Se sentia el perfume masculino, aunque ella clavaba fijamente su mirada en la pantalla de la computadora.
Meses de amor platonico a distancia, reves de vida sin esperarlo.
Lagrimas que caian como esos petalos de rosas marchitos, en una gravedad sin tiempos.
Palabras que irian a un olvido, y, ya sin encuentros cotidianos, solo un fin, y un recomenzar...
¿Como?.
El perfume masculino se hacia mas cercano, mas fuerte.
Ella, comenzo a temblar, nerviosa, volvio a leer en la pantalla la palabra, -¡hola!.
Respondio timidamente, -¡hola!, ¿quien es usted?.
-¡Alguien que la admira!, se volvio a dibujar en la pantalla.
Ella mas nerviosa escribe, ¡debo irme!, ¡se me hace tarde!.
Cierra todo.
A la vez un hombre cerraba todo a su lado en su computadora.
Distraida, ella camina hacia la puerta, y, alguien se la abre.
Se escucho un, -¡gracias! en vos baja.
El hombre abre la puerta del auto, se queda de pie unos instantes.
Se miran a los ojos fijamente, -¿quien es usted?, dice ella.
-¿Yo?, responde el, -¡SOLO ALGUIEN QUE LA ADMIRA!
MARIA1 |