Descendio lentamente la escalera.
Madrugada de acontecimientos, donde el corazon no dejo de latir de prisa.
Ella, joven en reclamos de presencia no asumida, hace un alto en el anteultimo escalon antes de pisar suelo solido.
Echada contra la pared, habitacion a oscuras, terror, defensa innata, labios secos, y temblorosos.
Solo observaba, tras los cristales del ventanal, en noche tormentosa, ojos que la miraban.
Del amarillo al pardo con lineas con lineas de sangre en ellos.
Inmovil, se estudiaban fijamente, por minutos los rayos la iluminaban, a ella, y, a la habitacion.
No sabia para donde ir, penso e imagino todas las situaciones, subir corriendo a la habitacion de los niños, terminar de bajar, ir rapidamente al telefono y llamar a la policia, ¡no!, enfrentar y abrir el ventanal.
No lo sabia...
Enfrento la situacion valientemente, en quietud, cuerpo erguido en pared fria, esperar, esperar una salida, a esos ojos sin daño alguno;pero desafiantes, imponentes, dominantes.
Lluvia intensa, agotador su ruido al chocar en el asfalto, y, sobre techos metalicos, musica sin ritmo.
Ojos que se cambiaban de lugar y altura, huida rapida seria.
Las gotas de lluvia fueron escaseando, se ilumino rapidamente el comedor diario y el ventanal.
Sus parpados cayeron lentamente, una relajacion de todo el cuerpo.
Su corazon comenzo a latir a ritmo cansado, una exalacion cansada, retorno de fuerzas, y corrio a abrir el ventanal para que entre su gata siamesa mojada.

MARIA1