Hoy amanece en tierra extraña.
Hoy, por fin, me levanto sin miedo, a salvo, pero condenado.
Hoy nadie me quiere ajusticiar, porque aquí a nadie importo.
Años de lucha quedan en otro país, mi hogar, quizá roto por la ambición y la guerra.
Hoy mi casa está intacta, pero fría y distante.
Mi lucha deja de ser carreras y tiroteos para pasar a ser rabia y llanto en la distancia.
Me siento libre y cobarde, peor, por cobarde me siento libre...
Y cuando echo un vistazo a la ventana del mundo, en un rincón, mi tierra yace desangrada.