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Yo en el país de la maravillas
Siempre he creído que el lugar perfecto es aquél donde puedas hacer lo que quieras, donde puedas hablar contigo, uno donde la única música sea el silencio, aquel en el que tú tengas el control de todo y puedas ser amo y señor.
Creo que eso es lo que todos quieren.
Sueño con un lugar grande y espacioso, un lugar lleno de luz y calidez… mi lugar favorito en el mundo.
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Vivo en un mundo feliz. Es el lugar más feliz del universo, es el mejor lugar porque sólo yo vivo ahí. ¿Cómo te lo explico?, pues mira, es como una cueva; en la entrada hay una aduana donde se decide qué cosa entra y qué no. Adentro todo está en aparente desorden, las ideas se conectan entre sí formando un sólo enorme campo semántico, hay veces en las que aparece una idea unida a otra muy distinta, o varias pegadas a una sola.
Hay vocecitas, miles de vocecitas: una, repite las cosas que escucha, lo que viene de afuera; otra, se mueve de aquí para allá (como célula), acomodando palabras, frases, ideas completas, desechando lo que no le parece bueno, ¡corriendo, siempre volando!;hay otra vocecita, ésta sigue sin parar a la anterior, dispara imágenes que se relacionan con las ideas y toman nuevas de las recién llegadas; otras, cantan lindas melodías, animan a las otras con aplausos, sonríen y ríen; hay otra, más nueva, nació hace casi un año, es joven y holgazana: sólo llora y repite su nombre, un nombre de hombre, un nombre simple, un nombre bisílabo, cuatro letras, palabra aguda….es una mala vocecita, es impulsiva y loca, a veces grita y no deja oír nada, otras se convierte en un murmullo pequeño y latente.
¡Shh!, si logras separar las vocecitas, de fondo escucharás algo de los dos Mozarts, o del par de Bachs ( debería también haber dos Beethovens) aunque todo depende del clima. Es una eufonía bellísima.
Sí, te digo que sólo yo vivo ahí, las voces son sólo voces, todo es intangible y está proyectado, en segunda dimensión, todo es simbólico y forma parte del campo semántico que te dije.
La cueva tiene paredes blancas, tapizadas de letras, versos, rimas, anagramas, palíndromos, cuentos, poemas, y varios capítulos de Rayuela; nombres como: Shakespeare, Allan Poe, Cortázar, Meyer… (Se sigue el tema). Hay un enorme libro abierto y un lápiz que sólo escribe: “escribir, escribir, escribir…”, es lo único que puedes leer; otra cosa linda son los miles de espejitos que hay en los espacios blancos, es un hermoso espectáculo de luces cuando se reflejan los rayitos en los espejos: suben, bajan, atraviesan, giran, van de derecha a izquierda, se interceptan formando ángulos; cada línea de luz tiene un color distinto de otro, y cada uno más hermoso que otro. Oye, ¿ya te conté lo del espejote?, ¿no?, bueno pues pon mucha atención: al fondo, justo en medio de la única pared que no es blanca, hay un gran espejo. ¡Sí!, piensa en un espejo enorme, lo más grande que jamás hayas visto. Éste es muy raro y hasta aterrador. Cuando algo intenta insistentemente pasar la aduana, el espejo lo detecta y – sin moverse de su sitio – proyecta imágenes mostrando todas las posibilidades y el caos que desencadenaría la admisión de una mala idea; mientras la proyección continúa todo se detiene: el lápiz deja de escribir, la música deja de oírse, todas las voces se callan, incluso la mala vocecita que repite el nombre de hombre y animal (¿no te lo dije?, pues sí, es hombre con nombre de hombre y animal.) , se calla y se oculta. Después de segundo y medio el ajetreo regresa. Pero eso no es lo único que hace; si te paras frente a él te muestra a ti, te muestra lo que eres en tu casa, la escuela, la calle, en conciertos, la iglesia, con los maestros, con el hombre de nombre de hombre y animal, con los otros, contigo mismo; te muestra tus máscaras, tus facetas, te muestra tus otros “yos”, te expone como el ser multifacético que eres y hace que te avergüences de ti mismo.
Cuidado, por aquí ya es más complicado pasar. Las paredes son irregulares, no estoy segura de si son blancas o grises, el aire pesa y es brumoso, aquí vive otra vocecita y tiene una mascotita: un animalito, graciosito, con forma de cepillo, “un pequeño lastre negro de ojos vivarachos”; la voz esta, no trabaja mucho, se dedica a proteger mi Caja de Pandora personal. ¿Te sabes el mito de la caja de Pandora? Supongo que sí, todo el mundo se lo sabe, ¿no? el punto es que aquí, en este rinconcito de mi lugar feliz, hay una de ésas. La voz que está junto a la Caja se lleva bien (de a nalgada) con la vocecita que repite y grita y llora el nombre del hombre con nombre de hombre y animal, y platican, se alocan, de cuando en cuando se toman un par de botellas de “Absolut” y así todas alcoholizadas abren la Caja y …ya te imaginarás, todo se vuelve un caos: todas las voces repiten al unísono su nombre de hombre y animal, el lápiz ya sólo escribe su nombre animal, los conectores de ideas e imágenes se distraen y se enfocan en sus imágenes -las del nombre-animal-, las conectan con otras y otras, y no paran hasta que todo está lleno de él. Así, automáticamente, se cierra mi Cajita de Pandora.
Mi lugar es único e invaluable, está tal y como lo quiero… de acuerdo, de acuerdo, a veces quisiera que las voces, la música, el lápiz que escribe, la vocecita que repite del nombre-animal (así era ¿no?), el espejo-revelador del futuro-desenmascarador, la maldita aduana de la entrada simplemente se quedaran quietos, inertes en el espacio, en el tiempo…
¿A poco no te habías dado cuenta?, ¿a que no adivinas de qué lugar te hablo? Está fácil, adivínale. ¡Chan chan chanchaaaán! (como la intro de la quinta de Beethoven)… ahí soy libre (y eso a medias), ahí nadie entra y nada sale, es como un tóper (de esos en los que llevas tu lunch, a la escuela) de los herméticos, nada se les riega y es re difícil abrirlos. Perdone usted, querido amigo, la vaga descripción que le doy, pero es que, como siempre, no encontré las palabras, y si las encontré no supe cómo ordenarlas. Te digo que me gusta, pero, a veces (muy a veces), sobre todo cuando la vocecita ésa se pone a gritar el nombre del hombre con nombre de hombre y animal- empieza con “L” – me dan ganitas de escaparme al lugar que te dije al principio; el lugar silencioso, grande y cálido, lleno de luz… pero mejor me quedo aquí, escuchando voces, cantos y música (la bella eufonía) , repitiendo internamente todo lo que me dices y uniéndolo a otras cosas, viendo imágenes del pasado, presente y todos los futuros posibles; me quedo aquí a rebuscar el recuerdo de la sonrisa del hombre-animal; me quedo a tratar de hacer que mis músculos trabajen tan rápido como las voces y las imágenes; permaneceré para encontrar un nuevo rincón….. Y a todo esto, ¿cómo y cuál es tu lugar favorito en el mundo?

Texto agregado el 06-02-2009, y leído por 115 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
11-04-2009 muy bien escrito, con una profundidad mayor a tus 16 añitos, bravo! divinaluna
06-02-2009 Narración fluida, alegre, pero al mismo tiempo profunda..Bien Schwarzerstern
 
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