Necesito decirte que mi obsesión no tiene nombre, espacios o ataduras,
en mi pecho ruge un río sin riberas
y en la espesura de la noche sólamente existes tú.
Nunca otras manos me habian precipitado
a la locura infernal de la pasión
y en mis súplicas rogaba que me amaras
, porque sin vida en mis ojos ya no hay luz.
Lo difícil es seguir este camino
porque me abrazo a tu sonrisa prohibida.
Texto agregado el 06-02-2009, y leído por 118
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