Avente los poemas hacia una hoguera para que el fuego purificara las letras, un humo azul se levantaba hasta el cielo, tratándo de llevarte todas las palabras.

Se que mis canciones hablan de otros mundos que cuestan al ojo mirar.

Aquella noche vi a Dios llorando en uno de los patios del infierno, seguí caminando por el corredor y entre a una de las habitaciones que daban al mar, mire a los ángeles huir cabalgando a lomos de tortuga, llevaban entre sus manos papel, para envolver regalos.

Entre la ciénaga y el dolor existe solo un momento donde el tiempo llega a purificarse, la niebla perdida no sabe donde esta, arrastra su equipaje por la carretera esperando subir, existir; cuando el sol llegue y entibie tímidamente el celeste de los cielos.

Dame tus manos te llevaras todas las cosas que han transmitido las mías, desde este jardín del manicomio donde el futuro de la luna es mas corto y los sueños espantan los barcos que flotan entre el real y la realidad.

Todo acabara mal, y solo me quedare como siempre con recuerdos absurdos que me harán llorar… después de un tiempo mis huesos regresaran al mundo le pagare el tributo a la Tierra y mi alma errante y distante ya libre de la piel podrá sentirte; entre el fuego de las rosas, entre el frió de las nubes, entre la voz del viento, entre las manos del eco…
Que se ríe mientras entierra a la luz vencida sin dar pie a ninguna lucha interior.

¿Será una fantasía?
¿Será que voy llegando a casa?
¿Me puedes ayudar?
A veces me pierdo entre tantos sueños...