Quiero despertar de aquel letargo en el que me sumiste...
Quiero revivir de aquella silenciosa muerte,
no quiero ser una muñeca de cera
y que el fuego de tu sentir me derrita,
quiero revivir de aquella silenciosa muerte,
y ser una muñeca de porcelana
que me abrazes y me estreches a tu cuerpo
que le transmitas calor a la frialdad de mi alma...
No me dejes ir,
no quiero irme,
desatame, llevame, buscame
pero jamás me olvides...
que el temor y la bronca no son combustibles cuando la llama que quiere incinerarme no es mas que un amor profundo al que creemos prohibido...
el temor y la bronca jamás serán combustibles que hagan arder esa hermosisima chispa para que me mate...
No me mata la fuerza de tu calor, sino que me hace mas fuerte...
Lo que sí me mataría,
y sería esa la muerte mas dolorosa de la historia,
sería tu lejanía,
no geográfica, no efectiva,
sino esa lejanía tan horrenda y poética que significa el olvido...
Y no me gustan mis palabras, nunca son suficientes,
no es este poema suficiente para hacerte saber que te necesito conmigo,
la distancia no separa
ni la realidad es totalmente cierta...
no recuerdas los jadeos, la respiración entrecortada, la ilusión que nos unía de lejos??
Una vez más te percibo, una vez más te pienso...
El mutismo encarnado en la ausencia de palabra duele como una ráfaga fría curtiendo la piel... pero el silencio ha sido roto por una respuesta que, aunque tardía, es totalmente fiel...
No te vallas...
No me olvides...
No me olvides...
No me olvides...
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