como aquel día que íbamos de la mano al precipicio,
recogiendo los cristales de nuestros sueños rotos,
el día en que abrasarte dolía
tanto como alcohol en los ojos;
cuando decidiste cambiar el silencio
por palabras punzo cortantes.
Todo esta tan tranquilo …
dentro de esta pequeña burbuja que llamo vida
conviviendo a diario con los mismos rostros,
las mismas voces, los mismos gestos,
los mismos extraños.
Y yo cerrando los ojos para encontrarte
caigo en tu enorme espacio vacío.
Texto agregado el 05-02-2009, y leído por 104
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