Sonata de los reproches
A Sergio Caldarella
Que no era más
que un iluso,
soñador de poca monta,
gilipollas sin remedio,
le dijo eso
y le dijo,
que era un cínico
de barrio,
donjuán meteco y paleto,
balconeador de la vida,
y resentido social,
gilipollas sin remedio,
le dijo eso
y le dijo,
le repitió
muchas cosas,
y le dijo con fervor,
y lo repitió ad infinitum,
que un balazo se pegara,
o se fuera de una vez
con pasaje de ida sólo
a cierto lugar del mundo,
y repitió y repitió
y se lo pidió con vehemencia,
que se fuera de una vez,
muy lejos y cuanto antes,
y también le repitió
y le lloró tantas veces,
que lejos era hombre muerto,
y que jamás se marchara.
© Eytán Lasca-Szalit, febrero de 2009
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