Estaba dispuesta a volar,
las alas se habían desarrollado y querían emprender vuelo...
Las manos ya eran fuertes,
podían sostener el mundo entre sus dedos...
Los pies se desarrollaron,
estaban dispuestos a mantenerse en movimiento constante...
El corazón ahora se mantenía,
latía conforme a cada emoción que sentía, discriminaba y vivía...
Y cuando me disponía a gritarle al mundo que ya era fuerte, y que se apartaran porque iba a volar; mi voz se esfumó...
Todo fue un espejismo, nunca se desarrolló nada, solo creció el miedo, la angustia y la soledad, la decepción y el resentimiento...
Todo fue en retroceso, las alas se esfumaron, las manos se debilitaron, los pies solo veían marchaban hacia atrás, y el corazón...¿el corazón?, ¿cuál corazón?...
Quedé disfónica, no es lo mismo a estar muda...porque el mudo solo deja de hablar, y yo pudiéndolo hacer; no logro poner en marcha las palabras que habrán de liberarme...Me las he tragado, y para hacer más fuerte el mutismo; tomo agua...Para que allí se mantengan, para permanecer surmegida en esta cadena repetitiva que me hace callar, negar y reprimir...
¿Para qué tener alas?, si lo que me mantiene atada es mi voz que sólo y sólo: CALLA...
Solisbeth Meléndez |