Descorazonado con los últimos acontecimientos, do Santos realiza varias llamadas, está decidido a mover cada piedra hasta encontrar a la joven y a su extraño captor. La policía lo describió como un hombre atlético, alto y amable, aunque poco pudieron decir de su rostro, pues el hombre tenía una frondosa barba que impedía definir con precisión sus rasgos faciales.
Los tíos de Ana estaban visiblemente desconcertados, no entendían como este desconocido había conseguido ese testamento que lo convertía en el tutor legal de su sobrina. Debían encontrarlo antes que do Santos. Nadie les iba a arrebatar los lujos a los que ya se habían acostumbrado. Y así partieron de la estación para hacer sus propias llamadas a sus contactos poco nobles.
Do Santos estaba resuelto a encabezar la búsqueda, cuando recibe una llamada inesperada. Sin mediar palabras tomó a Luis del brazo y salieron de la comisaria raudamente. Al llegar al auto Luis interroga a su tío sobre la llamada misteriosa. Y la respuesta dejó sin aliento a su corazón.