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Inicio / Cuenteros Locales / hada7 / daniel y sus preguntas acerca de la vida

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El día era soleado, Daniel miraba al cielo, Repleto de preguntas, repleto de misterios, a su lado su abuelo fumaba un cigarro.

_ Abuelo ¿Por qué es así el cielo?

El abuelo se rió soltando inadecuadamente el humo.
_ Porque así lo hizo dios.
_ ¿dios hizo todo esto?- la boca de Daniel formo una o mientras miraba con asombro alrededor.

El abuelo volvió a reír.
_ Si, todo.
_ cuéntame todo lo que sabes- le ordenó con aquellos ojitos brillantes, azules como el cielo.

El abuelo se acomodó en su vieja silla y dejó el cigarro en el suelo, aplastándolo después.
_ Veras hijo, a veces todas las preguntas que nosotros formulamos no tienen respuesta.
_ ¿que respuesta?
_ Esto, el porqué de la forma que tiene nuestro mundo, el color de las flores, el color del cielo, el color de la tierra. – el abuelo lo miró con dulzura- pero a medida que pasa el tiempo mas bella te puede parecer la vida, cuando le encuentres sentido.- miró al cielo con un suspiro- en la vida suceden cosas tanto buenas como malas, pero eso no debe impedirte seguir adelante, la vida trata de seguirla y comprenderla.

_ ¿cuantos años tienes abuelo?- le preguntó Daniel inocentemente.
_ 75 años hijo- soltó una mueca

Daniel lo miró de hito en hito.
_ ¿y has llegado a entender la vida durante esos 75 años? ¿No te has aburrido en todo ese tiempo?

El abuelo lo pensó un momento y luego prosiguió.

_ he intentado llegar a entenderla, he vivido lo mejor que he podido, me he levantando siempre que me he caído, he sufrido como muchas de las personas sufren a lo largo de su vida, cuando era pequeño yo también me formulaba muchas preguntas, pero cuando iba creciendo las respuestas las tenia ante mis ojos. – Cruzó las manos- la vida es tan bella que muchos no saben verla, es como una carretera, tienes que dejarte llevar por las señales, pero a veces esas señales pueden estar mal situadas. Tienes que intentar no perderte y intentar dar media vuelta, pero si simplemente no tienes salida, lo mejor es continuar.

Daniel emitió un pequeño bufido.
_ Pero entonces nos perderemos.
_ eso es lo mas bonito- le interrumpió el abuelo
_ ¿como que bonito?- farfulló Daniel frunciendo el ceño

El abuelo volvió a reír.
_ a veces hay que perderse para encontrar el verdadero camino. No podemos ser valientes si no nos perdemos. Cada uno tiene una teoría acerca de la vida, la mía es esta. Te diré una cosa que nunca me habían dicho a mi Daniel.

_ ¿que abuelo?- quiso saber.
_ por muy mal que te vayan las cosas, nunca te rindas, cuando desees hacer algo no dudes en ir a por ello por muchas cosas que se te interpongan, cuando quieras a alguien díselo en ese momento y ábrele siempre tu corazón, hay renace la mayor belleza.

Daniel lo miró sin comprender.
_ ¿en el corazón renace la belleza? Pero si solo es un órgano.
_ Cierto, pero todas las cosas que hagas hazlas por cada latido que te hable. Con el tiempo te darás cuenta de mis palabras. Ahora eres muy pequeño para entenderlo, pero te diré otra cosa mas, Nunca permitas que te digan lo que tienes que hacer, síguelas por ti mismo. Conviértete en un hombre humilde y trabajador, las personas buenas siempre tienen su recompensa.
_ ¿que clase de recompensa?- le preguntó Daniel frunciendo sus pequeños labios.

El abuelo le sonrió.
_ Lo sabrás hijo. Lo sabrás.

Alejandro miró a su padre tras el cuento que le había contado. No supo que decir, ni contestar ni en como empezarle a hablar, Daniel lo abrazó cuando terminó y sintió ese gran amor que se puede llegar a sentir por un hijo.

_ Papi, ¿que pasó al final?- quiso saber el pequeño Alejandro, mirándolo con los mismos azulados ojos heredados de el.
_ Pues que Daniel aprendió mucho- dijo con suavidad

Alejandro abrió mucho los ojos.
_ El niño se llama como tu.

Daniel asintió.
_ Si, algún día te hablaré mas de el como lo hizo el abuelo del cuento.
_ vale papi, estoy deseando saberlo- su voz sonó como un susurro celestial.- Me hubiera gustado conocer al abuelo del cuento.

Daniel lo miró con lágrimas en los ojos.
_ A mi también hijo, a mi también.- acto seguido lo recostó en la cama y lo tapó. Le dio un suave beso en la mejilla y dejo encendido la lámpara de colores que ayudaban a dormir al pequeño Alejandro. – ahora duérmete mi campeón. – y el niño asintió.

Una vez que hubo cerrado la habitación Daniel se secó las lagrimas y se asomó a la terraza, donde todas las noches el se asomaba. Y dentro de si, le hablaba a aquella estrella que mas brillaba en el cielo, su abuelo. Dándole las gracias por haberle enseñado la lección más importante de la vida: seguir siempre la carretera.

Texto agregado el 03-02-2009, y leído por 1036 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
16-02-2009 Tierno y maravilloso texto. Me has emocionado. Saludops. Jazzista
08-02-2009 Un texto muy tierno donde pones en valor la transferencia de experiencia vital entre generaciones. Enhorabuena. 5* Misuko
08-02-2009 Parece tratarse de una enseñanza de vida que pasa de una generación a otra y que dice que uno debe seguir adelante, andando y desandando camino pero seguir siempre por la vida en busca de su destino. logan5
06-02-2009 Mucha enseñanza nos ofrece este texto y mayormente por la curiosida se aprenden muchas cosas y debbemos aprovechar la sabiduría que poseen los mayores. uleiru
05-02-2009 Me encanto hadita,es de gran profundidad y el modo de relatarlo ,lo lleva al lector de la mano. Tiene fuerza sigue adelante,si es tal cual,la vida es una maestra a veces nos pega coscorrones pero son para que aprendamos la leccion.Un gusto ******** shosha
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