| A José Luis… con cariño...
 Se cuenta por ahí, que en un pueblito de la Sierra de Cadíz  había un bosque encantado, el cual era habitado por Jana, una extraña pero  hermosa mujer encantada que había llegado de las tierras de Asturias, huyendo de una pena de amor.  De vez en cuando, esta bella criatura del bosque, salía de las cristalinas aguas a sentarse a orillas del río  a jugar con los cisnes que le hacían compañía, sin darse cuenta que era observada por un niño  llamado José Luis, quien era hijo de un hortelano, y que constantemente visitaba el bosque para admirar tal belleza de la mujer.
 Un día José Luis escuchó un llanto, era un llanto melodioso pero lleno de pena, sin resistir su curiosidad por saber quién era y sin darse cuenta ya estaba frente a frente a la Jana; y el niño galantemente le ofreció un pañuelo para secar sus lágrimas.  Conmovida la bella mujer por el gesto del niño, le dijo: -Gracias buen niño por tu generosidad y tu buen corazón, te otorgaré dos dones  los cuales tendrás que descubrirlos por ti  mismo y te acompañarán en  tu vida futura-,  y poniendo sus mágicas manos sobre su cabeza  le bendijo y desapareció.
 Y así con el paso de los años el niño José Luis se volvió un joven apuesto, y poco a poco fue descubriendo sus dones y el primero en descubrir fue la facilidad de plasmar las letras sobre un papel y hacerlas poesía, cuentos y demás y el segundo; su gran vocación “la enseñanza”, convirtiendose en maestro rural.
 Se cuenta que la bella Jana sale a dorar sus cabellos con los primeros rayos primaverales, baila y canta de  alegría junto a los cisnes y otorgandole dones a las personas de buen corazón….
 
 Fin
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