Leyendo un artículo de Paulo Coelho sobre sueños y deseos, pensé en aquellas cosas que pasamos por alto, inmersos en la catatombe de nuestra vida de cada día; dónde la reflexión se ha resignado al éxodo irremediable y solo hace acto de presencia en vistosas portadas de Best Sellers de autoayuda o en la consulta de las numerosas terapias individuales, en grupo, de pareja, hijos, padres, amigos, vecinos,...y podríamos continuar.
Estamos dejando pasar una de las virtudes de mayor peso y belleza del ser humano: LA CAPACIDAD DE REFLEXIÓN.
Pensé en la vaguedad mental del hombre del siglo XXI, alimentada por la sensación de miedo a la frustación cuando debemos pararnos a pensar, y enfrentarnos con nuestros fantasmas, con nuestros recuerdos, con nuestros errores.
Por ello reflexioné, y redacté la lista de los cinco grandes deseos que rondan mi mente; y que los cumpla o no, no debe crear en mí una sensación de frustación ni resignación, porque son mis sueños y jamás tendrán comparación con ninguna otra cosa.
1. Mi primer deseo es tener un hijo. Debe ser algo tan sumamente emocionante sentir como crece dentro de tí, y el momento de nacer sentir la pureza, esa inocencia de un ser tan pequeño y a la vez tan grande, tan lleno de vida. Y según vaya creciendo, ver sus rasgos similares a los tuyos, sus gestos, sus expresiones,...Creo que no hay nada comparable con esta sensación.
2. Mi segundo deseo es escribir mi propio libro. Sería bonito narrar la historia de uno mismo, y que al leerlo despues del tiempo, recordar todos los momentos vividos y comparar la manera de sentirlo entonces y como lo sientes ahora.
3. Mi tercer deseo es subir la montaña más alta que mis pulmones me permitan subir y tumbarme toda una noche bajo el cielo estrellado. Una buena amiga estuvo en el monte más alto de Machu Pichu y tuvo la sensación de poder acariciar las estrellas.
4. Mi cuarto deseo es ver la Aurora Boreal. No me importa desde donde lo vea. Sólo contemplar su belleza, su inmensidad. Los que lo han visto dicen que es similar a estar en otra dimensión.
5. Y mi quinto y último deseo es tener mi propio rinconcito en el campo, y crear mi propio cultivo y una pequeña granja llena de animales. Enseñar a mis hijos a vivir con la naturaleza, el valor de sentirla y disfrutarla.
Ésta ha sido mi reflexión y animo a todos aquellos que leais este texto a que gasteis unos minutos a reflexionar sobre vuestros sueños. Porque te hace sentir extraordinariamente bién, llena de vida e ilusión. |