“El tio Pocho” no era tío de nadie en su casa ni en el barrio, solo le decíamos “tío” porque era el mayor de nuestro grupo y Pocho no era ningún sobrenombre, era su apellido, como que se llamaba Zenón Pocho, nombre sonoro y redondo, como su cuerpo grande y robusto de mejillas redondas y nariz aguileña, “Pocho” como le llamaban en el colegio era un tipo extrovertido y conversador, de carácter alegre y amiguero, jugaba futbol en la pista como todos nosotros, tomaba del pisco de imitación barato mezclado con jugo de maracuyá como todos también antes de las fiestas, y le gustaba el reggae, la salsa y el techno pop tan de moda en los últimos anos de los 80’s.
El tío Pocho tenía una vitalidad a prueba de balas, además de estudiar arte dramático en un taller de teatro estudiaba computación e ingles intensivo, jugaba para un equipo de futbol semiprofesional, era voluntario en el reparto de víveres a los pobres de la parroquia de Magdalena del Mar (aunque siempre llevaba algo a casa) y tenia diferentes trabajos y negocios, trabajaba de cambista de dólares en la esquina del mercado de Magdalena, vendía cualquier cosa por una comisión, hacia trabajos eventuales de carpintería, gasfitería y pintado de casas, el hacia cualquier cosa por dinero, siempre estaba listo o alerta a cualquier tipo de negocio disponible sin inversión o con una inversión mínima, El tío Pocho era tan obsesivo con esto que cuando tenía que hacer una cola larga vendía su lugar en la línea por unas monedas, otra de sus ocurrencias era comprar una bolsa de monedas antiguas inservibles por unos céntimos y utilizarlas en vez de las monedas que se usaban para los teléfonos públicos, el truco funcionaba casi siempre, y así utilizaba el teléfono público como su oficina, cuando necesitaba efectivo, ofrecía el crédito de llamada de sus monedas viejas a la persona esperando por usar el teléfono y lo cambiaba por efectivo contante y sonante, el tío Pocho era cosa seria!.
Los fines de semana siempre se aparecía religiosamente en la vieja quinta de la casa de Manongo donde nos reuníamos, lo veíamos acercarse desde lejos bamboleando su humanidad pero caminando decidido y ágil. Se frotaba nervioso las manos y pedía trago, tomábamos sentados en el piso de losetas percudidas de la quinta escuchando de fondo a depeche mode o Cettu Javu, era fin de semana y el tio Pocho lucia su camisa de fiesta, que era negra con bolitas blancas, también tenía una blanca de bolitas negras, y se había bañado en colonia “varon dandy”, que compraba por galón cada mes. El tío Pocho siempre tenía varias fiestas y un plan para entrar a cada una de ellas, la noche nos esperaba llena de posibilidades y el tío Pocho marchaba al frente, como un tanque, con un botellón de vino barato.
En las fiestas en que nos colábamos sin pagar siempre pasaban cosas impredecibles, peleas, escenas de celos, conducta pública inapropiada, desnudez parcial o total y micción y defecación públicas, yo atribuyo todo eso al vino y pisco barato, en medio de la demencia del fin de semana el tío Pocho se mantenía juicioso, y supervigilaba por nuestro bienestar, mas de una vez se hecho al hombro a alguno de nosotros y nos llevo a nuestras casas después de borracheras encarnizadas, los padres lo querían por eso, el tipo era además carismático.
Las últimas semanas el tío Pocho se había desparecido del barrio, pensamos que andaba en otra de sus maquinaciones para hacer unos centavos, o preparando su gran obra de teatro, de la que hablaba a menudo, por eso sorprendió a Manongo cuando se apareció un domingo por la mañana en su casa.
El tio Pocho estaba más calmo que de costumbre, dijo que había encontrado el camino de su vida, que Cristo le había hablado y que iba a vivir su vida basada en los preceptos de la santa biblia, ya no viviría obsesionado por el dinero, había encontrado la solución a sus problemas y nada le faltaría, dijo que había encontrado el mejor trabajo del mundo, aunque no quiso decir que era.
A todos nos llamo con semanas de anticipación, pues quería celebrar su cumpleaños con todos sus amigos en un pub de la calle de las pizzas, era de los más caros, nos hizo saber que era una invitación, que todo estaba cancelado que asistiéramos todos, al tio
El día del cumpleaños del Tío Pocho toda la tribu se hizo presente, más otros amigos de Pocho que no conocíamos, también estaba cada chica con la que el había tenido algo que ver, seriamos unas 40 personas que habíamos llegado temprano esperanzados en el convite, como éramos casi todos un montón de adolescentes, pobres la mayoría, viviendo de propinas, habíamos traído nuestro infaltable vino barato del que dimos cuenta antes de entrar al local de la fiesta.
Una vez sentados en el pub en una hilera de mesas juntas reservadas con anticipación, hizo su entrada triunfal El gran Tio Pocho, dueño del santo, teatral y carismático, aspaventoso en un terno decente pero ajustado para su gran humanidad, hiba del brazo de Sandrita y Leonor, filibusteras de 18 anos de Magadalena en minis y tacones, su entrada trajo la algarabía general, gritos y rechiflas. El tio Pocho impecable y querido por las masas, llamo a la calma y empezó un discurso con su vozarrón de predicador ambulante.
-Ejem! Estamos aquí reunidooss…En este aagapee, en este convite , para celebrar algo más que mi cumpleaños, estamos aquí para bienvenir mi vida nueva que se avizora en el horizonteee…llena de prosperidad y bendiciones, y que mayor alegría que celebrarla con mis amigos dilectos…
Una salva de aplausos y rechiflas,lo interrumpieron, el controlo la reunión golpeteando su copa con una cucharilla.
-Déjenme terminar, pues como iba diciendo, ha habido cambios en mi vida, y a partir de ahora que he visto la luz del señor, un ángel me hablo y me revelo el secreto de la riqueza, y ahora que soy inmensamente rico, quiero celebrar con esta reunión, quiero que beban, coman y disfruten que yo invito.
La mesa estallo en aplausos y vivas al mismo tiempo en que entraba un escuadrón de mozos diligentes trayendo fuentes de aperitivos y jarras de cerveza y sangría, todos nos arrojamos sobre fuentes y jarras con malos modales, como náufragos, después llegaron las pizzas, las carnes y los vinos, Pocho no había escatimado gasto alguno. Mientras me atragantaba miraba a Manongo comer Ossobuco con los dedos y tomar tinto directamente de la botella, lo mire a los ojos como preguntándole: Y de donde crees que viene todo esto? Y su respuesta me llego como por telepatía. –Y qué crees huevón, se habrá ganado la lotería o se habrá metido a narco, tu calla y disfruta…
Fue una noche inolvidable, bebimos y comimos desaforadamente, había ya quien bailaba, quien reía a gritos, El tío Pocho rodeado de chicas era una estrella de cine, codiciado, admirado por todos, hacia bromas y hasta daba sus pasitos de baile con Sandrita y Leonor.
Despues de el pastel de cumpleaños y el happy birthday de rigor cantado a gritos por voces borrachas, comenzaron a llegar a la mesa botellas caras de whisky, fue entonces cuando el mozo se acerco al tío Pocho con la cuenta, el tío Pocho, la recibió, se volteo hacia el mozo en medio del silencio expectante de todos, y le dijo, ya hermano ya te voy a pagar.se puso de pie, saco de su bolsillo, un librito, era una biblia y se dirigió hacia toda la reunión:
Amigos, ahora les voy a mostrar lo que el señor me ha dado de regalo, y voy a pagar esta minucia
Y entonces habrio su biblia y leyó:
El mozo y todos estaban estupefactos, incrédulo el mozo le increpo
Ok señor, esa fue una buena broma, ahora por favor págueme lo que nos debe, son 4 mil soles de su consumo de esta ncohe.
El tio Pocho se transformo, un brillo demente brillaba en sus ojos:
Hombre de poca fe, atado al materialismo! Como osas rechazar la palabra del señor que vale todas las riquezas del mundo! Es más, es tanto que tu deberías darme vuelto!...
El administrador se acerco, mozos prestos saltaron a contener a Pocho que daba gritos y empujones
-Mercaderes del templo del señor, fuera filisteos, fuera cananitas!
Y se armo un desbarajuste de polendas, sillas rodaban, mujeres gritaban alguien, llamaba a la policía a gritos, Manongo y yo optamos por salir de ahí no sin antes tomar unas botellas de whisky para el camino.
Alla adentro ardia Roma, la policía llegaba rauda entre curiosos en la noche de Miraflores.
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