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EL BANCO
(media mañana, un vagabundo, ropa vieja, despeinado, con un carro lleno de garrafas de agua, camina por el parque hasta llegar a un banco, deja el carro apartado y se sienta. Está aparentemente tranquilo observando todo lo que ocurre a su alrededor. Al rato aparece un hombre trajeado, repeinado con gomina, de talante bastante lujoso, se sienta a su lado en el banco)

Pobre: - El tiempo parece detenerse cuando uno observa el mundo desde este banco.
(ambos miran al frente)

Hombre: - El tiempo es una mala invención del hombre.

Pobre: - La gente pasa por aquí, en un momento dado y se cruza con otra gente sin pensar si será el destino o simple casualidad.

Hombre: - Me da la sensación de que pasas aquí mucho tiempo últimamente.

Pobre: - Me gusta la gente.

Hombre: - Siempre te ha gustado.

Pobre: - si, supongo…

Hombre: - Mírate, tu podrías haber sido cuanto hubieras querido, podrías haber tenido cuanto hubieras deseado…

Pobre: - (dirigiendo la mirada hacia el hombre) soy exactamente lo que quise y tengo todo cuanto deseé.

Hombre: - si, pero ¡mírame a mí!. Me echaste de tu empresa, me dejaste en la cuneta, y ahora…, ¡mira!. Estoy en lo más alto.

Pobre: - nunca dudé de tus posibilidades…

Hombre: - pero me echaste.

Pobre: - tenía que mantener el equilibrio.

Hombre: - Así te ha ido, todo tu trabajo se está yendo a la mierda, tu gente, esa que tanto quisiste cuidar, te ha dado de lado.

Pobre: - Yo hice bien mi trabajo, mi conciencia está tranquila.

Hombre: - ¡Pero como puedes conformarte con esta vida!, sentado en un puto banco de este asqueroso parque, día sí, día también, observando a toda esa gente que ni siquiera te conoce, que hacen ver como que no estás, ¡y se cruzan al verte!.

Pobre: - (alarga el brazo para arrancar una flor, la huele) …en este parque, crecen unas flores preciosas. (le entrega la flor al hombre)

Hombre: - todas las flores se acaban marchitando. (mientras arruga la flor en su puño, luego la deja caer en el banco)

Pobre: - lo sé, forma parte del juego.

Hombre: - ¡eso es!, ¿Cómo no me había dado cuenta antes?, para ti la vida es solo un juego. ¿pero que se siente al ver como la partida la gana otro?.

Pobre: - ¿tu?

Hombre: - ¡exacto! (se pone en pié), la gente me teme, conocen mi poder, mi negocio crece cada minuto.

Pobre: - tu avaricia será tu ruina, mírame a mí, no tengo nada y sin embargo me siento rico.

Hombre: - (se vuelve) pero si das pena…

Pobre: - pero tengo algo que no se puede comprar…, no pierdo la sonrisa.

Hombre: - ¿y de que te sirve?, ¿se puede saber que te hace tanta gracia?

Pobre: - tu arrogancia.

Hombre: - deberías verte en un espejo…

Pobre: - he puesto el mayor empeño en todo
cuanto he hecho, en su debido momento he sabido delegar el trabajo en otras manos, todo, tarde o temprano dará sus frutos. Mientras tanto me conformo con poder seguir sentándome en este banco cada día, y observar la felicidad de la gente, eso me hace feliz.

Hombre: - Eres un cínico. (se sienta) ¿como puedes asegurar que la gente es feliz?, ¿acaso no ves todo lo que está pasando en el mundo?, la gente tiene miedo de otra gente, el terrorismo está en boca de todos, la violencia de género, la delincuencia, las drogas, …

Pobre: - Todo eso acaba pasando, también vivimos guerras tiempos atrás, no había drogas pero hubo enfermedades terribles, también había violentos, y sin embargo aquí estamos…, hay que saber mirar dentro de las personas...

Hombre: - nunca te entenderé…

Pobre: - Todo depende de cómo se miren las cosas, yo intento ver el lado positivo, aunque supongo que tu… ¿estarás contento?

Hombre: - ¡pues sí!, la vida me ha enseñado que gana quién pega primero, no hay reglas, para que unos ganen otros deben perder, es cuestión de equilibrio, ¿te suena?

Pobre: - noto cierto resentimiento en tu voz.

Hombre: - … (resopla, clava fijamente la mirada en los ojos del pobre durante unos segundos y violentamente aparta la mirada hacia el suelo)

Chica: - (voz en off) ¡aahhhh!
(segundos después un hombre pasa corriendo por delante del banco, lleva un bolso en la mano, al momento pasa una chica también corriendo y gritando)

Chica: - ¡al ladrón!, ¡al ladrón!, ¡ese cabrón me ha robado el bolso!

Hombre: - lo ves, ya no existen los valores, el amor, la solidaridad, la tolerancia…, todo eso no le importa a nadie. Lo único que vale es el dinero, el reconocimiento, …¡el poder!.

Pobre: - esa es tu debilidad, tu ego ahoga a tu inteligencia.

Hombre: - a ti te perdió la compasión.

Pobre: - no todo es lo que parece…

Hombre: - lo que parece es que tu te mueres de
hambre con toda tu compasión, mientras que mi ego me ha ayudado a crecer, a extender mis hilos, a mover bien las fichas del tablero.

Pobre: - nunca olvides que fui yo quién dispuso el tablero.

Hombre: - me hace gracia…, las vueltas que da la vida…, y tu te conformas con ejercer de simple espectador, de aparentar algo que en realidad no eres…

Pobre: - lo que soy, lo he elegido yo. Esa es mi gran virtud, la gente debería pensar menos en las apariencias y buscar lo que le dice su corazón. Todo el mundo sería más feliz.

Hombre: - todo eso son tonterías, el amor, la felicidad, todo es una farsa. La gente busca su satisfacción personal, ¡su reconocimiento!, se niegan a ser uno más, todos quieren aparecer en los libros de historia y ¿sabes?, nunca se escribió sobre alguien porque fue muy feliz, o porque estuvo muy enamorado…, si no por las cosas relevantes que consiguió. La historia se acuerda de gente como Júlio César, Napoleón, Franco, Hitler, ahora Sadam o Bush. Todos han tenido poder, y el poder les hizo pasar a la historia.

Pobre: - y también parecen compartir tu misma conciencia…, pero en el mundo hay millones de personas mucho mas importantes, aunque no salgan en la portada del “Time”, por eso estoy aquí, para verles de cerca.

Hombre: - pues sigue mirando sin hacer nada, mientras yo sigo creciendo.

Pobre: - la fuerza de las personas radica en su alma, no en su fama…

Hombre: - tu ya no tienes fuerza. (se levanta y se acomoda el traje), ya nadie se acuerda ti.

Pobre: - que no tengan posters míos en las paredes, no quiere decir que de vez en cuando mas de uno, aún me pide consejo.

Hombre: - la fe es lo único que te queda

Pobre: - la fe es algo intangible, nunca sabrás cuantas personas creen o han creído alguna vez en mi.

Hombre: - me desesperas… (se da la vuelta y se va)

Pobre: - Volveremos a vernos…

Hombre: - (con un giro de cabeza) no lo dudes, estamos condenados a entendernos. (continua su marcha)

(el pobre toma la flor rota del banco, mientras se ve al fondo como el hombre del traje se aleja. El pobre junta las manos con la flor en medio, luego se dirige a donde la arrancó anteriormente, con un gesto suave la deja sobre la planta, la flor vuelve a estar en perfecto estado y de nuevo en su tallo.
El pobre se levanta, agarra su carro y lentamente se va en dirección opuesta al hombre del traje.)

(en un plano del banco, vemos como un cuervo se posa sobre el respaldo donde se sentaba el hombre del traje, segundos después una paloma se posa donde se sentaba el pobre).


Texto agregado el 15-05-2004, y leído por 160 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-05-2004 Interesante dualidad, no exactamente encajada a mis personales sentimientos al respecto, pero que has reflejado muy bien. Me gustó tu guión. LoboAzul
 
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