Le arrancaré las manos, para que no trate de tocar ni alcanzar a nadie; este debe ser alcanzado.
Le arrancaré las piernas. Así podré costurarle alas y será más alto, más sublime, simplemente más.
Le arrancaré los ojos. Así no podrá decir que yo no puedo alcanzarlo. No habrá racismo, porque no verá de colores. No apreciará a uno más bello o más rico.
Le arrancaré la lengua. En cambio dejaré música de fondo. No podrá burlarse de mí, sino que podrá esperar paciente. No habrá conjuro ufano.
Le arrancaré el estómago. Así será delgado, no será tan grande como para no poder abrazarlo.
Finalmente, Le arrancaré el corazón, así cuando esté conmigo será que sienta. Y sin mí será solo eso, un sueño muerto.