William, abrazó a su padre, quien con lágrimas hizo lo mismo, formando algo muy conmovedor para todos, excepto para filias, quien quería tener a William para garantizar su victoria.
Aton, le ordenó a William que se fuese con la familia de Andrés lejos, lo más lejos que pudieran, pero el no quiso; llevó a Andrés y a su familia detrás del ejército de su padre, y desde allí, contemplarían la batalla decisiva para la victoria o la derrota nacional. Aton, ordeno el primer ataque, y aunque eran una minoría frente a Filias, sabían, que por lo menos, recuperaron el pueblo y otros terrenos la noche pasada. Solo quedaba el ejército de Filias, y por su honor, no se dejarían vencer.
William, recordó cuando combatía con su padre, cuando de un momento a otro lo tumbaron del caballo, él huyó bajando el río, perdiendo el camino, y sin poder andar más por sus heridas en sus piernas, cayó de nuevo al suelo; así fue como Ángel lo encontró.
Empezó la batalla, y Andrés llevó a su familia con William detrás de una roca. Desde allí observaron lo sucedido, pronto vieron como ganaba el ejército de Aton, su espada era como una cobra dentro de un nido de ratones, un toque, y ellos caían al suelo desplomados. Todavía el ejército enemigo luchaba por tratar de ganar, pero todo era en vano; los hombres de Filias horrorizados por la precisión de Aton, no sabían a quien atacar, y poco a poco Aton ganaba terreno, mientras los hombres enemigos caían como naipes a sus pies.
Filias al ver esto, corrió atrás de sus camaradas, y resignado por la ya segura victoria de Aton, decidió matar a William como venganza. Alzó su arco y apuntándole a la roca, le tiró, la flecha voló sobre Aton; él dándose cuenta de ello gritó desesperado a William para que la esquivara. La flecha tomo un pequeño giro hacia un lado, yendo directamente hacia Ángel; William escuchó los gritos de su padre y vió la flecha, pero Ángel no, y siendo más ágil que sus palabras se arrojó sobre ella, recibiendo él el impacto.
Ella sorprendida por lo ocurrido, dejó escapar sus lágrimas, mientras William la miraba con ternura… Andrés lo observó, y les dijo que no podían hacer nada. William acarició su suave y lindo rostro digno de una diosa, y como si fuera alguna de las situaciones que ya habían vivido, simplemente le dijo:
- Tranquila, todo en un momento estará bien, solo ten presente, que, a pesar de todo, debes ser optimista…
Sonriéndole a su amiga, sacó su ocarina del bolsillo y dando su último suspiro, que para Ángel fue toda una eternidad, derramó una lágrima que cayó al suelo igual que la ocarina; la misma ocarina que Ángel llevó siempre consigo hasta el final de sus días…
FIN
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