EN LA FIESTA DEL BEATO
(a cien años de la muerte de Mosén Sol)
No sabemos si seremos, abundantes, un gran río,
Que a los campos y a las gentes, quita sed y da la vida,
O si nos pareceremos a la gota de rocío,
Que, al desierto, Dios envía a la flor desconocida.
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Pero, humildes o brillantes, es común nuestro destino,
Y no estamos destinados a vivir en soledad…..
Luz y guía para el hombre, para el ciego y su camino,
Portadores de la vida, de la paz y la verdad.
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Dios no exige a cada hombre una senda milagrosa,
O que entregues a las gentes ni tu sangre ni tu vida,
Pero sí que pongas ganas y sentido en cada cosa,
Que perdones las ofensas y des bálsamo a la herida.
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EMILIO 31 Enero 2009
(Escrito hoy, en la Eucaristía de los Operarios Diocesanos
de Salamanca- Fiesta de su Fundador)
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