La cura a veces está tan cerca,
que una mirada atenta puede distinguir,
siquiera,
el reflejo del camino a seguir.
Y cuánta soledad entretanto,
y cuántas palabras perdidas entretanto...
Palabras, caricias,
besos, miradas.
abrazos,
canciones, poemas,
huidas,
y también rechazos.
La cura, a veces, es tan simple,
que su blancura nos ciega;
presos de la oscuridad
nos confunde y nos miente.
Y entretanto,
al mismo tiempo que vamos perdiendo,
vamos ganando,
y el recuerdo de aquello que no tuvimos,
al menos,
queda grabado detenido en el tiempo,
siempre joven, eterno.
Y mientras ganamos y perdemos,
entre tanto,
tengo en el recuerdo mi imagen,
limpia y pura,
y tu imagen,
clara y transparente.
Y entonces,
entretanto,
siempre hay besos, y caricias,
y miradas,
y abrazos.
Y entretanto,
lo que ya perdí,
quiero pensar que
siempre lo estoy ganando.
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