Mi padre solía decir que las personas que quieren a los animales no pueden ser malas, mi opinión al respecto es parecida. Entiendo que si alguien se ocupa del cuidado de un animal, aún no perteneciéndole (si es válido usar el verbo "pertenecer") es porque tiene el sentimiento de solidaridad, algo tan valorado cuando una persona tiene esa cualidad. Por lo que veo a diario, no siempre esa virtud se extiende a las personas que tiene cerca suyo, no hace falta viajar miles de kilómetros para poner en práctica la solidaridad. Considero que la misma no se limita a repartir dádivas, también debería ser tratar con buenos modales a las personas que encontramos en el camino de la vida, ser solidarios respetando sus pensamientos o comportamientos aunque sean diferentes a los nuestros y no contestar con gruñidos.
Todos deberíamos tener compasión con los animales - domésticos o no - darles un buen trato en su vida y en el caso de los "animales comestibles", darles una muerte lo más benigna posible. Traigo a colación algo que escuché decir a un popular cocinero español en sus programas televisivos: "chanchito tú sí que eres un buen amigo del hombre".... claro, es un alimento nutritivo y sabroso.
Me atreví a escribir esta reflexión porque es un tema que me interesa y por éso utilicé como título el viejo refrán: "Del dicho al hecho hay mucho trecho".