Se encontraba el señor pez, en su casa con otros tres, explorar siempre quiso, las afueras recorrer.
Sus escamas al revés; ¡oh, que pena, con algas a peinarme, eso es!, las aletas con mordiscos, de vejez un indicio.
¡Ya estoy listo, a partir se dijo!
Nadando por los rápidos, alegría derrochando. Anzuelos, redes y demás despistes, está sin cuidado; como si fuera alpiste.
El agua se torna extraña, apestosa y hasta opaca, ya ni anzuelo da la cara, que ironía tan rara.
¡Me siento mal, muy mal, como si tragara veneno, ah!
Muere el pez como un villano, que pesar de los otros tres.
Nota: traté de poner moraleja, pero me di cuenta que es mejor que cada uno se la coloque, ¿no?. Este ha sido mi primer inento, espero que les guste. |