“Días, noches, el agua y tu recuerdo”
Llevo días extrañándote, a pesar de saber que tú no volverás, que estoy condenado al exilio de tus besos, de tus manos, de tu olor.
Llevo noches pensando en lo que pudo ser, y no fue, ese nosotros que jamás existió me mata cada estrella fugaz, los recuerdos me atormentan, me carcomen el pensamiento, me hacen fumar un poco más.
Cada bocanada de aire sabe distinta, aun cuando estoy en el agua dejo de respirar y empiezo a suspirar, aun cuando escucho música imagino tu voz, tu sonrisa, tus ojos.
Llevo horas queriendo abrazarte, otra vez, y una vez más, los minutos son lentos, el día es aburrido y monótono, no hay emoción, no hay tú que me haga contar chistes, hacer tonterías, no hay tu que pinte satisfacción en mi alma.
Tengo la intranquilidad como compañera de vida, la sensación de pesadez y saber que estoy incompleto una vez más.
Llevo días extrañándote, noches soñándote, minutos queriéndote y segundos olvidándote, tengo la mente hecha pedazos, los momentos acobardados y las palabras erróneas, rezagadas, olvidadas.
Cada brazada es más fuerte cada que imagino abrazarte, cada vuelta es más corta cada que te veo sentada al final, cada suspiro me da más aliento, cada que imagino ser tus labios los que humedecen a los míos.
Los saltos al agua vuelven a ser perfectos, las piernas no flaquean, las rodillas soportan, no hay dolor, ya nada puede lastimarme, tu partida fortaleció mi cuerpo, a cambio trituró mi corazón, y a pesar de todo te sé a mi lado, siento tu apoyo y pataleo con más fuerza, con más anhelo, con más deseo y sobre todo con más coraje.
Llevo días extrañándote, escribiéndote uno y otro y otro verso, llevo días nadándote, llevo días pensándote, llevo noches abrazando lo único tuyo a mi lado, llevo noches besando chocolate, llevo noches queriendo hablarte, llevo utópicas ideas de regresar todo a como era antes, para esta vez hacerte saber cuánto te quiero.
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