"Todos tenemos algo que esconder" suena en el gira discos, la voz del poeta que de nuevo me saca de la rutina. Sobre la mesa el digesto, las novelas y ese otro libro que aún no he empezado ni a leer. Un montón de ropa encima de la cama, pasan las horas y de nuevo el digesto, indigesto, ya ves, Justiniano, casi nada. Enciendo un cigarro mientras mi cabeza vuela al país de las hadas, donde no soy yo, sino una proyección de aquello que no he vivido y por lo tanto de aquello de lo que se supone no me puedo arrepentir.
De vuelta a la serenidad, una guitarra dejada de caer en la pared, la acaricio; me susurra, la aporreo; grita, pero no se queja, ella nunca lo hace. Una foto con gente encima del escritorio, ¿quienes son? los conozco, pero ahora me resultan tan lejanos que se que no estoy donde debería estar, o quizás son ellos los que están lejos... tierra prohibida, dejo de pensar.
"todos tenemos algo que esconder", de nuevo, apago el cigarro que me mira inerte como su cortina de humo desde un cementerio de colillas. ¿se esconden ahí? ¿los pensamientos fluyen a través de mis pulmones a un futuro secreto que tan solo ellos saben? ahora lo entiendo, se llevan mis secretos a la tumba. pongo marca a mis pensamientos, lucky strike, enciendo otro y no intento que finalicen porque... "todos tenemos algo que esconder... o no" |