El comercio comenzó con el trueque, es decir, el intercambio de objetos o productos en lugar de papel moneda.
Después, las monedas como la dracma en el medio oriente se convirtieron en el uso común para las transacciones comerciales. El denario tuvo un uso muy extendido en los primeros siglos antes de Cristo.
Hoy, en nuestro tecnificado siglo XXI, el uso de las transferencias bancarias y de portales especializados como paypal, permiten el intercambio comercial en segundos, y sin importar las distancias. Además, es posible verificar la seguridad de los contenidos y de los contratantes, aun cuando vivan en países distintos y nunca se vean las caras personalmente.
Esta es la magia de la nueva tecnología.
Su uso ha revolucionado la vida del hombre, para siempre.
Antes era necesario el uso de correos en caballos veloces y debía pensarse en muchos días, semanas y hasta meses para recibir una respuesta.
Ahora, nuestros caballos se miden en bytes y en velocidad de transferencia de información.
Los alazanes tienen alas virtuales y corren la ciberpista en la fugacidad de un pensamiento, y cada vez se amplía más la capacidad de almacenaje de los productos de alta tecnología que salen al mercado.
Se descargan documentos, cuyos legajos en el pasado hubieran representado un cargamento de muchas bestias de carga, con solamente adjuntar a un mensaje electrónico, la información deseada.
El uso de las nuevas tecnologías permite un gran intercambio de información en milisegundos.
Las bibliotecas virtuales permiten reunir en un espacio diminuto, miles de obras literarias, y el portentoso poder de la mente humana puede comprimirse en un espacio físico diminuto.
Por ejemplo, una memoria flash de 2 gigabytes, es capaz de almacenar más datos que varias enciclopedias juntas.
Vivimos en la era de la tecnología, del mundo virtual y sus límites parecen ser infinitos, cada día se suman más inventos y descubrimientos que fortalecen la sociedad del futuro: Nos invita a soñar en volar como el ave fénix, apartándose de las cenizas de un sistema agotado, hacia las alas del alba en el ciberespacio.
Todos debemos aprovechar al máximo las bendiciones de esta era virtual que se abre como un pétalo de alta resolución ante nuestros ojos.
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