Si hay algo que me molesta es vivir en democracia. Perdón, me estoy expresando mal. Me molesta que me quieran hacer creer que vivimos en democracia. Democracia porque no hay censura. Y censura se entiende, en mi país, como la prohibición de mostrar culos de cuerpos mentirosos en un bizarro programa de televisión. Tampoco hay censura para mí, que puedo decir con frescura, “Tinelli andate a la mierda y deja de alimentar gusanos con cerebros humanos”.
Censura señores, desde mi tal vez equivocado punto de vista, pero mío al fin, es que en las escuelas de mi patria no se enseñe a pensar. Que se engendren hombres pequeños, hombres que algún día serán grandes y no tendrán mirada más allá de sus pupilas. Y no estoy hablando de hombres ciegos. Estoy hablando de hombres sin historia, hombres sin palabras, hombres sin mirada.
Dicen que vivo en un país en democracia, porque en este siglo y en la agonía del anterior, palabras cotidianas, fueron catalogadas como “malas palabras”. Militares. Policía. Represión. Sin embargo nadie es militar y luego mala persona. Uno es mala persona y luego es militar, médico desinteresado, maestro con desidia, escritor mentiroso.
Hoy en mi país se vive en democracia, y no existe la represión. En cambio si existe el derecho a suprimir el transito en una arteria urbana o una ruta nacional, en pos de causas pseudo justas. De la represión al derecho a trabajar, de ser puntual, de estudiar, de visitar a un amigo, de descansar una hora más con tranquilidad nadie dice nada. Claro, esto no es un atentado a los derechos de la mayoría. Esto, en mi país, no es represión.
Decir militar es mala palabra, decir policía es mala palabra, decir nunca más es ley. Por eso, hoy día en mi país podemos jactarnos de que no haya más policías, ni militares, ni políticos corruptos, asesinos, desleales. Hoy podemos vivir en paz, y sobre todo, en democracia.
Este discursito podría seguir, y seguir hasta que la historia lo convierta en una falacia. Pero no tengo deseos de envejecer escribiendo sobre las cosas que no me gustan, sobre las cosas que desangran y desangraron a mi país y que me hacen mal. Basta con decir que en mi país siguen creciendo hombres sin miradas, sin palabras….pero eso sí, en democracia.
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