La primera vez que tus ojos se clavaron en los míos creí notar el reflejo de un mar azul profundo, de un zafiro brillante con destellos húmedos, casi empapados por la melancolía habitual de un diluvio que no ha cesado.
Es preciso que pase el tiempo para encontrar otra gama de colores, y así fue. Tiempo después se mostraba una mirada gris difuminada, con reflejos taciturnos que pasaban del blanco resplandeciente hasta un negro absoluto.
Poco a poco los tonos fueron transformándose de tal manera que al asomarme en tu mirar me encontraba un blanco nacarado, brillante, fresco con la luz de la ilusión…una nueva mirada…un nuevo sueño.
Al perderme más y más en tu mirada me encontraba que se había transformado en un arcoíris, ya no había pigmentos fríos y constantes, ahora mutaban día con día pasando de tintes purpúreos de quien presenta sensibilidad, de naranjas efervescentes que muestran la alegría, de carmines intensos de quien siente pasión, azules tan claros de quien conoce la tranquilidad e incluso de verdes, negros y blancos como de quien se siente vivo, a veces derrotado pero siempre con una esperanza…
Ahora el color que veo en tu mirar es muy distinto, es único, hermoso y maravilloso…se refleja el color de mi cabello, de mi piel, de mis ojos, la tonalidad de mi alma y de mi corazón ¿y sabes por qué? es porque ahora me reflejo en ella y YO SOY TU AMOR Y TU ERES EL MIO…
Ahora dime amor mío, ¿de qué color es mi mirada?
M.R.C.
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